Lollapalooza Santiago 2017 |
Séptima edición del festival Lollapalooza consolidado como el
evento más convocante de la cartelera chilena (alrededor de 80 mil personas por
jornada) y una instancia que sirve de referencia para tomar el pulso a las
bandas nacionales frente grandes públicos fuera de su escenario más natural (clubs
para 200 o 800 personas) así también examen de vigencia a grupos con
trayectoria como Lucybell y Gondwana. Y aunque la mayor expectativa
y atención está en las visitas internacionales es cierto que las bandas locales también ocupan un espacio que puede ser interesante para los asistentes más
curiosos que aprovechan de escuchar la mayor cantidad de música posible, principalmente
como han demostrado los más jóvenes, desprejuiciados y activos (corean a Villa Cariño o The Strokes con la misma energía). Y aunque se suele reclamar por el
horario en que son programados -las primeras horas de festival- la verdad es
que algunos tienen más visibilidad y posibilidades en esos horarios que compitiendo
con artistas internacionales al atardecer. Pero hay varios chilenos que merecen
un mejor horario que una banda tan irrelevante como Cage The Elephan que ya lleva tres ediciones viniendo. También se
repite We Are The Grand, banda chilena
apoyada por la agencia de Lollapalooza y que va en su tercera intervención, la
productora tiene un poder de decisión en la editorial pero tampoco tienen que
ser tan explícitos en imponer sus artistas del booking (con los méritos que el grupo pueda tener). Lo que sirve para
preguntarse Lollapalooza ¿es un escenario premio para consagrase o el eslabón
para lanzar los grupos que nos (les) interesan? O ambas también.
Pero parte de lo bueno del
festival es la diversidad de sonidos y el espacio, sino es una banda puede ser
otra y por mucho que se trate de imponer algunas cosas es el público el que
decide. (Me Llamo) Sebastián repletó
La Cúpula (capacidad 1.100 personas) a las 12 del día porque había interesados,
pero otras bandas que siguieron en el mismo escenario durante la tarde no
lograron repetir esa convocatoria. Mientras Villa Cariño logró hacer bailar una explanada completa al inicio
del festival, Alex Anwandter tuvo el
espectáculo más masivo en lo que va de su carrera a las tres de la tarde y asistentes coreando la mayoría de las canciones, muchos que venían de cantar junto
a Gondwana en un espectáculo mayor
que explica sus credenciales en el extranjero. Un Lollapalooza que será
recordado por la excelencia de Duran
Duran y convocatoria de Metallica
como protagonistas indiscutidos.
Las bandas nacionales dejaron de
ser el número de relleno del festival, pese a que tienen menor repercusión el
público los ha hecho parte, salvo la polémica como el “cara de nana” con Ana Tijoux
es poco lo que se publica después, a no ser que monten un show panfletario como Weichafe el sábado pasado, juntaron todos los clichés posibles por unas tantas notas en prensa. Por desgracia es difícil hacer noticia por la música en si misma.
De pensar en nombres para el 2018; Beto Cuevas, Mon Laferte, Saiko, Los
Miserables, Colombina Parra, Santa Feria, Moral Distraída, Matías Aguayo, Soledad
Vélez, Javier Barría, Patio Solar, Inverness, The Holydrug Couple o Criminal que hasta ahora no han sido
parte. Así como los siempre necesarios clásicos; Chico Trujillo (2011) y Joe
Vasconcellos (2014) o el retorno de Manuel
García (2013). Un evento que tiene la capacidad de entretener a través de la música; nueva, reconocida, probada y por conocer, aunque el prejuicio diga lo contrario.