Melómanos sobreviven en tiendas especializadas. |
Que la manera en que consumimos
música ha mutado no justifica lo que hace Spotify como una plataforma de
escucha rápida, virulenta y publicitada. Aunque para jóvenes que sólo han visto
los casetes en fotografías esto resulte un modelo más cómodo y democrático de
oír música en verdad están siendo absorbidos por una maquinaria mayor; Hacen
creer que lo oyes es lo que quieres escuchar pero sólo se trata de otra
industria tan y aún más manipuladora que lo que fue la era del disco (los
sellos y una red de radios, TV y los CD´s). Si ahora Spotify concentra la mayor
cantidad de usuarios y escuchas musicales en el mundo tiene un poder de
influencia en la imposición de nuevos hits y tal como en décadas pasadas son
las multinacionales -que a través de la publicidad y acciones en la compañía
sueca- siguen al mando. Las canciones más escuchadas y los lanzamientos
destacados pertenecen principalmente a Universal y Sony, no es casualidad.
Pero está plataforma para
“descubrir” nuevos éxitos no tiene alma, es un pasar de músicas similares una y
otra vez, de listas, como se solía hacer desde nuestro PC aunque sin el peso de
la descarga ni tantos pagos. Y está gran parte de la música popular pero no
toda y es ahí donde tenemos la capacidad de abstracción, volver al rastreo y al
mínimo esfuerzo. Porque todo esto de que la música esté a un click le ha
restado significado y ha reducido el concepto de álbum a un tema. Si, quizás Luis Fonsi lo merece pero no un disco
de Gustavo Cerati, Joni Mitchell o Michael Jackson.
Como fueron los programadores
radiales en Spotify se trata de “curadores” a cargo de las listas de donde se
sostienen la mayoría de los éxitos. Existe todo un lobby de editoriales y
agencias en torno a estos influyentes que podrían darle salida a la canción de
un grupo debutante junto a los estrenos pop de las multinacionales. Cambian
formatos pero esta es historia contada.
“Es inevitable, es algo que está
sucediendo, nos guste o no. Pero esto sí me plantea la pregunta de cómo voy a
poder sostenerme, porque lo que me paga Spotify no me alcanza siquiera para
pagarles a los músicos que tocan conmigo ni a la gente que trabaja en los
discos. El modelo todavía no funciona” decía Beck hace un tiempo, algo que el cantante de Radiohead comparte “La gente piensa que está en una época donde la
música es libre, el cine, gratis. No es verdad”. Nos debemos acostumbrar a los
cambios y a que la comercialización de música contra pronóstico aún es posible
aunque el Streaming atente contra toda la mística que tenía y que todavía tiene
consumir música.
Entonces Spotify funciona como McDonald´s
o un H&M, algo rápido y bajo costo para no complicarse, pero siempre habrá
quienes prefieran pagar un poco más por algo más elaborado, porque las millones
de reproducciones de ‘Despacito’ jamás reemplazarán la experiencia de un James Brown en vinilo. Nunca jamás.