‘Gracias a la Vida’ es la canción chilena de mayor alcance en el mundo, ha sido reversionada innumerables veces en pequeños y grandes escenarios, idiomas y estilos, aunque no todos conozcan su origen. Su autora Violeta Parra la publicó en el disco ‘Las Últimas Composiciones’ en 1966 tres meses antes de suicidarse en su Carpa de La Reina, frente la indiferencia de una sociedad que nunca ha sabido valorar a sus artistas, que en pocos casos los identifica después de muertos pero nunca nada unánime y para la músico más influyente del cancionero chileno el reconocimiento nunca ha estado a su altura. Y este 2017 se celebra su centenario con una serie de actividades patrocinadas por el Consejo de la Cultura, conciertos y discos tributos, muestras y re-ediciones, incluso el Festival de Viña prepara una obertura con cantantes pop de sellos junto a Isabel (hija) y Tita Parra que se impusieron para formar parte y dar la autorización de la Fundación que la hija preside. Tal vez existen varios músicos que sin el apellido Parra no hubiesen conseguido tanta atención, a favor o en contra el sello familiar es una credencial. “Lo que pasa es que ella sigue siendo una carta del naipe y los políticos la usan para beneficio propio” decía su hermano Nicanor Parra a Rolling Stone (2009) quizás se refiere la misma clase política que nunca se involucró con el legado de Violeta, de acercar su obra en escuelas y universidades, de ponerle su nombre a una estación de metro o una avenida importante de la ciudad, mucho menos de profundizar en su obra pero que se conmueven cuando un artista extranjero canta “gracias a la vida” y lo graban en su celular. Unos tantos discos tributos de músicos chilenos, una película, un Museo, algunos libros y discos compilatorios dando vueltas que no son suficiente, faltan murales, poleras, documentales y todo tipo de publicaciones que sirvan para materializar su arte, porque no son solo piezas de museos o las tres canciones que enseñan en el colegio. Por ejemplo la delicada versión de “Run run se fuel pal´norte’ (2008) de Francisca Valenzuela logró que adolescentes conocieran y canten el tema pero poner a la actriz de la película a cantar disfrazada de Violeta en vivo desvirtúa el sentido del reconocimiento, al nivel de show de imitadores en los casinos. Este año con el centenario se cometerán excesos, algunos se van a acomodar en el repertorio de Violeta (porque la creatividad personal escasea) para hacer shows y mostrarse y tomar un poquito de su credibilidad, algunos homenajes más auténticos que otros pero nada que reemplace la sencillez, honestidad y crudeza de sus grabaciones, veremos la versión filtrada de su historia que los familiares van a autorizar y las canciones interpretadas por ellos, los herederos burgueses interpretando canciones de un canto profundamente crítico y comprometido.Y si, todo el derecho a cantarlas quien quiera pero el desafío es ir más allá de "Gracias a la Vida" y recobrar más de su legado y perspectiva, más necesaria que nunca, canciones como 'Santiago Penando estás' o 'Maldigo del Alto Cielo' nada condescendientes. Pero pasando los tributos y homenajes no olvidemos que la mejor manera de celebrar a Violeta Parra es buscar y reflexionar más de su obra, mucho más para agradecer.
RE-VERSIONES RECOMENDADAS
Ausencia, Javiera Mena (2008)