26 jun 2022

Claudio Narea, el narciso

Desde su salida de Los Prisioneros el músico ha deambulando entre proyectos musicales truncados, discos solista de nula trascendencia, una fallida candidatura al Congreso, estelares de farándula y un libro en el que imprime su obsesión con un excompañero de banda. Un grupo que por más de tres décadas le ha dado para vivir y formar parte en la historia de la música chilena y del rock sudamericano, pero también la excusa perfecta para un narcisista ex-estrella del rock que se niega a asumir que fracasó como rockero.

Claudio Narea formó parte de Los Prisioneros -la banda más popular del rock chileno- como guitarrista y principal socio musical de Jorge González en sus tres primeros discos (el batero Miguel Tapia era el integrante prescindible). Pero tras un quiebre con González -conflicto estilístico y sentimental- el guitarrista salió del grupo y Narea no volvería a ser tan famoso ni tratado como antes, pasando a tocar en pequeños recintos semivacíos con su segundo grupo Profetas y Frenéticos, proyecto que tuvo un simbólico paso por el rock chileno de la Transición a la democracia pero que después de dos discos no supo lidiar con sus integrantes ni con la falta de público pasando al anonimato musical para mediados de los años noventa, salvo por una participación en el primer disco de Los Peores de Chile como co-productor.

Solo se supo de Narea en 1996 con la edición del disco compilatorio 'Ni por la Razón, ni por la Fuerza' (EMI) que le permitió ingresos extras y dar entrevistas en todos los medios de prensa de la época junto al baterista (el cantante no participó de la promoción del álbum), presencia que lo hizo anunciar un retorno junto a Profetas y Frenéticos en la Sala SCD de Bellavista (para menos de 100 personas interesadas) y un tercer disco que no sucedió. Hasta que en el 2000 lanzaría un primer álbum solista 'Claudio Narea' (con financiamiento FONDART) que a pesar de su atención en prensa no tuvo repercusión y rápidamente pasó al olvido tras el anuncio de la reunión de Los Prisioneros un año después. 

 
Amar es complicado ya se ha oído en las radios y es una vara alta para el resto. Pocas veces el disco vuelve a mostrar algo tan adictivo a primera oída” comentaba el periodista David Ponce en el diario El Mercurio.



Aunque tras la millonaria recaudación por los dos conciertos de regreso en el Estadio Nacional (ganancias que perdió en un bar mal administrado) vino el debacle y la peor parte, primero con un fallido nuevo disco como trío ('Los Prisioneros' 2003) que significó la salida de Narea generando polémicas en la prensa y una demanda contra sus ex compañeros (por sus derechos en la sociedad Los Cuatro Luchos). Pero en adelante el músico se convirtió en un polemista -a ratos delirante- y carne de cañón para medios de farándula que le regalaron titulares por hablar mal de González que seguía tocando como Los Prisioneros sin él.
 
Apareció un Narea herido, frustrado, rencoroso y agotador, como un rockero de vieja gloria, narcisista y perturbado por un pasado que no volverá. Etapa en la que llegó a trabajar en la humorada del grupo radial MagmaMix (de la radio Rock&Pop donde tuvo un programa) como co-productor y lanzó el disco 'El largo camino al éxito' (Sony, 2006) con algunas buenas críticas pero indiferente para el público que le podría haber interesado, además de apariciones mediáticas como el estelar de farándula El Baile en TVN junto a otros famosillos en baja de la época.

González lo había acusado de no componer para el regreso de Los Prisioneros. Narea tenía una mejor idea en mente” firmó Raúl Márquez en revista Rolling Stone sobre su disco. 
 
Sin embargo, su proyecto más ambicioso e importante como solista sería 'Mi vida como Prisionero' (2009) una muy publicitada autobiografía que abrió nuevas teorías sobre su relación con González -antagonista de su relato- con Narea como única fuente de sí mismo.    
 
"Hay un continuo alarde de honestidad en el relato de Narea. No sé si miente o dice la verdad, pero su personaje cansa: es el chico inocente víctima de periodistas incisivos, el hombre comprensivo, modesto y sin vicios, el rockero bueno para llorar y bueno para rezar, pero demasiado no fino con la guitarra; el pobre tipo de que debe armarse de paciencia y soportar que los vecinos pongan, a todo volumen, las canciones del disco Corazones que González escribió para Claudia" escribió Alejandro Zambra en el diario La Tercera (2009).

Narea tuvo una amplia promoción de su libro en todos los medios con una visibilidad que le favoreció para una candidatura como diputado al Congreso por la Izquierda Cristiana, y obtuvo poco más de 18 mil votos pero insuficiente para salir electo. Además se unió a Miguel Tapia para tocar juntos como Narea & Tapia (ex Los Prisioneros) logrando contratos en Chile y algunos países latinoamericanos.Y en el 2014 sacó una segunda versión de su libro rebautizado como 'Los Prisioneros biografía de una amistad' (autoedición) que, con sus incoherencias y supuestos, lo llevó de vuelta a polemizar en la prensa, estelares y rentabilizar su vida como cronista.  

"Antes que una biografía acabada de Los Prisioneros, este libro es un muestrario de desencuentros, rifirrafes, callejones sin salida, aseveraciones sin comprobar y episodios sin mucho asunto" comentó José Ignacio Silva en el diario Las Últimas Noticias.

"Mi Vida como Prisionero es la claridad con la que se asoma la personalidad de Claudio Narea, que a la vez es la de tantos chilenos: un tipo segundón e incapaz de confrontar lo que le afecta, todas sus anécdotas lo ubican a la sombra de la gente o siendo pasado a llevar, desde la chica que en la media Jorge González besó pero él no se atrevía a hablarle" publicó Danae Valentina en la web Gugulson.

En la historia, Claudio Narea además de Los Prisioneros fue uno de los impulsores de la ATR (Asociación de Trabajadores del Rock) que luego se convirtió en las Escuelas de Rock, un proyecto de buenas intenciones pero que finalmente terminó financiando con dinero público a una "escena" de músicos resentidos y envidiosos que no soportan que otras bandas hayan tenido éxito, en el que predican contra el sistema aún cuando beben directamente del Estado para sus talleres y sueldos (usando la victimización del rockero incomprendido por culpa de la falta de recursos). Un falso underground del que muy pocos supieron salir.

"El sábado Claudio Narea constató qué queda cuando recoge la red de su fama. Y es muy poco la verdad, tras nueve años sin canciones nuevas y una presencia mediática donde sobran las polémicas y faltan los éxitos. A las 21 horas en el Club Chocolate había apenas dos personas en las puertas cerradas del recinto de Bellavista. El concierto comenzó solo pasadas las 22:30 y el lugar lucía, a lo sumo, unas cincuenta personas. La noche avanzó y no arribó más público" describió el crítico de La Tercera Marcelo Contreras (2015).

Sin el suficiente carácter ni talento (escasa voz, compositor limitado) es un músico que tampoco se caracteriza por su agudeza ni humor, es más bien un tipo cabizbajo y amargo al que se le nota que lleva décadas acumulando rencor. De los que cree que aún no ha recibido el reconocimiento que merece y para el que no es suficiente con vender su libro a los incondicionales ni que en la calle le gritan "ídolo" tantas veces como quisiera, para Narea el rock chileno le debe mucho y le tendrían que admirar más. Es fácil pensar que se despierta buscándose en Google (después de mirar las últimas publicaciones de González) o que le pide a sus seguidores polemizar con los fanáticos de JG para divertirse.

A fin de cuentas Narea tuvo la suerte de ser amigo de Jorge González y grabar con él cuando éste escribió gran parte de sus éxitos (eximiendo el cuarto disco 'Corazones'), y que de no ser por esa colaboración lo más probable es que no se conocería como músico. Y a pesar de que para la historia formó parte de un capítulo esencial del rock chileno, Narea es un rockero irrelevante que terminó vendiendo más libros que discos.