Una premiación irrelevante que pretende levantar el ánimo de un medio local estancado y carente de logros. Mientras que los músicos que se auto-postulan celebran su nominación.
Nueva
edición de los premios Pulsar organizados por la SCD (Sociedad del
Derecho de Autor), ceremonia que reemplazó a los Altazor tras varios
años de cuestionamiento por el conflicto de interés entre sus
realizadores y el distanciamiento de los artistas más populares. Fue por
eso que Cecilia Echenique, que por 13 años formó parte del directorio
de la sociedad autores, tiene 2 premios Altazor y en cambio La Ley, el
grupo chileno más galardonado en el extranjero no tuvo ninguno.
Y
se suponía que los Pulsar iban a cambiar eso, a representar opiniones
más diversas y también considerar al público, sin embargo siguió siendo
un premio bajo las condiciones de la SCD que designa al jurado, en su
mayoría periodistas musicales y algunos gestores culturales (tan dudosa profesión) que llevan años estimulando sus gustos
propios cargados de lugares comunes con una condescendencia "indie" y
mayor reticencia de lo popular. Por ejemplo, desde hace unos años no
existe la categoría "Balada" en la premiación entonces Andrés de León
tiene menos posibilidades que Felipe Cadenasso, un cantautor incógnito
para el público general que lleva dos galardones Pulsar a su haber.
Pero
la peor trampa de los premios Pulsar es que para estar nominado hay que (auto)
postularse entonces quienes no llenan el formulario quedan fuera de la
competencia, mientras que algunos artistas o discos menos competitivos
(lanzamientos y proyectos de nicho) terminan entre los seleccionados o
galardonados porque otros nombres más consolidados no participan (casos como el productor Cristián Heyne o el grupo Ases Falsos, una banda favorita entre periodistas y que llena recintos).
¿Bajo
qué criterio compite como Álbum Pop una artista de estatus
internacional como Mon Laferte con un grupo desabrido y estancado como Fármacos
y una cantautora que no sale de su grupo de amigos como Natisú? Es
desproporcionado, poco creíble, difuso y engañoso, tanto para el público que se interesa en leer las categorías
como para algunos de sus nominados que pueden con esto creer que son
competitivos en algo. Y qué se puede decir de la categoría Canción del
Año como prueba de lo mal que van las cosas en el circuito local, sin
grandes éxitos ni canciones que se vayan a sostener en el largo plazo.
Esto financiado con el dinero de todos los socios de la entidad de
autores (incluyendo la boleta de los jurados) y un directorio que sale a
promocionar "el premio más importante de la música chilena" porque no
existe mucho más con qué medirse (los premios Musa solo llevan dos
ediciones y no tiene el aparataje de marketing que puede gastar la SCD) y
de paso darle presencia a sus carreras propias, porque mucho músico usa
la sociedad de autores como plataforma para sí mismo. Y esto se trata de
eso, un poco de marketing en torno a un premio ficticio que no tiene
ninguna repercusión además de los comunicados que la prensa copia y pega
una vez al año. Una campaña de Don Rorro (Sinergia) por los medios para decir que la "música chilena desborda calidad" y toda una cadena de falsedades que solo sirven para desviar la atención de una entidad que racauda demasiado dinero pero que nadie fiscaliza y con mucho conflicto de interés pero que tampoco los medios cuestionan.
* Conozco a algunos de los jurados a los que respeto y confío que participan creyendo en que esto es un aporte, personalmente les he hecho saber mis críticas, y sé que al interior de los comités no tienen un trabajo fácil discutiendo con otros jurados de opiniones preconcebidas.