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La presentación de Javiera Mena en la reciente edición del certamen cumple con un ciclo en que la producción ha apostado por músicos locales en desarrollo. Así se presentaron Manuel García, Francisca Valenzuela, Gepe y Nano Stern, momento para el balance y definiciones ¿es el Festival de Viña el lugar para ponerse a prueba en las grandes audiencias? porque de la mano a esta loable intensión con la música nacional los chilenos han perdido protagonismo en el certamen.
Atrás quedaron los años en que las grandes bandas como Los Prisioneros, Joe Vasconcellos y Gondwana protagonizaban su jornada en el imponente Festival de Viña del Mar, mediático como ninguno. A excepción de Los Bunkers, 31 Minutos y fenómenos de la cumbia (La Noche, Américo, Noche de Brujas) no es mucho lo que ha pasado en los últimos años con los artistas chilenos en el evento más comentado del verano. Porque Viña -que nos gusta o no- es un evento mayor, de grandes audiencias y un historial de éxitos y fracasos que han marcado carreras en Chile y parte de Latinoamérica.
Es cierto que la organización intentó sin resultado llevar a Los Vásquez (el grupo nacional más popular de los últimos cinco años), Chico Trujillo y que para la edición 2016 su primera carta "nueva" era Ana Tijoux que no aceptó la invitación. La negativa ha sido de los propios artistas, para algunos casos el Festival no es opción porque como show (televisivo, mediático) no les acomoda o simplemente porque (bien o mal) Viña te expone más de la cuenta.
Hubo una época en la que el Festival apostó por artistas emergentes que desde el jurado subían al escenario con presentaciones más breves y que años después regresaban con más repertorio y protagonismo (Myriam Hernández, Juan Antonio Labra, Douglas). Es lo que la actual administración ha recuperado en los últimos cinco años agendando artistas en alza y que llegan a Viña con la idea de alcanzar otros públicos, la vitrina es potente y sin duda fue importante para Manuel García, Francisca Valenzuela, Gepe y Nano Stern pero no identificó ninguna consagración (las gaviotas no son referencia). Probablemente la más cercana a eso (en sintonía, coro popular, éxito) lo tuvo Francisca Valenzuela y es la única que hasta ahora justifica un regreso al show estelar.
Lo de Javiera Mena fue la propuesta más atrevida entre los mencionados, su espectáculo estuvo aún más producido apoyada en bailarinas, visuales y bases electrónicas, supo aprovechar las condiciones del evento pero su música es alternativa para este tipo de festivales donde se trata de pop a gran escala, masivo, no encajó en la noche reggeaton y difícilmente calzaba en otra noche. El resultado abre muchos debates por lo que hay que cuestionarse ¿vale la pena insistir con sacar artistas de su nicho y exponerlos a las grandes ligas? Es un concierto en el que si te va bien importa poco pero que si no resulta puede salir dañado, así la fallida colaboración de Javiera con Alejandro Sanz será más recordada que su propio show.
Hay quienes ya piden para el 2017 a nombres como Camila Moreno, Pedro Piedra, Alex Anwandter o Pascuala Ilabaca que tienen recorrido y público pero que pertenecen a otros nichos y circuitos, han tocado para mucha gente en eventos como Lollapalooza pero distinto es la Quinta Vergara tiene una capacidad de 15 mil. Tal vez hay que devolver al festival su vocación popular e insistir con Los Vásquez, Chico Trujillo o en el regreso de nombres clásicos como Myriam Hernández, Alberto Plaza, Joe Vasconcellos o Gondwana (todos internacionalmente reconocidos) y ¿por qué no, Sol y Lluvia, Los Ángeles Negros? jurados de trayectoria como Javiera Parra, Daniel Guerrero (La Sociedad), de "deudas" con Andrés de León, De Saloon o Mario Guerrero y un show estelar de Francisca Valenzuela. Aunque pensando en el folclore lo de Pascuala Ilabaca puede ser una apuesta con mucho sentido (es de la V región). Es un tema de gustos pero también de resultados y definiciones.