Hasta hace diez años era impensado ver en Chile a bandas como Rush, Madonna o el grupo indie de la temporada. Desde ya varias temporadas que los conciertos son negocio, sin filtro ni pauta generacional. Hay música en vivo para todos los gustos, aunque con las mismas condiciones. Lo que pasó hace unos días con Rage Against the Machine pasó con Marco Antonio Solís, y todavía hay estelares eventos en medio del barro (Depeche Mode). Entonces pese al dinero que se genera en torno a la música en vivo las condiciones han cambiado para todos excepto para el consumidor.
Y ahora Chile es una plataforma excepcional en Sudamérica para giras mundiales, hay plata y público, pero para variar llegamos tarde al fenómeno. Pearl Jam, Stone Temple Pilots o Jarvis Cocker (buenisimos todos) vinieron 15 años después de su estallido en el mundo, y no hay problema con que vuelva Smashing Pumpkins pero en realidad a Billy Corgan había que verlo en el '98 no en el 2010. Por eso Lady Gaga es en el 2011 y no hoy, seguimos siendo el remate tercer mundista de cualquier tour.
Seguro que ver a Radiohead es y será siempre una maravilla pero se demoraron en visitar Chile, y Madonna vino, pero con la peor de sus giras. Y de seguro que los Rolling y Bowie llevarían más gente que la primera vez, pero sus últimos tour no consideraron la región.
La agenda de conciertos del último trimestre 2010 es tan amplia como ocurrió el año pasado y viene sucediendo desde el 2005. Y el mismo mes en Santiago llena Green Day, Chayanne, Jonas Brother y Black Eyes Peas. No nos podemos quejar de la oferta, aunque no sé si existe bolsillo para tanta demanda, al menos para quienes les interesa la música no se puede estar en todo ni aunque te regalen los tickets.
Los músicos chilenos son los que se ven más opacados por los medios, pero Chico Trujillo, Joe Vasconcellos o Congreso tocan igual, a veces con bastante más convocatoria que muchas de las visitas internacionales. Pero injustamente los medios de comunicación sólo los buscan para sus carteleras de Fiestas Patrias y Año Nuevo, celebraciones donde los músicos chilenos más ganan. Porque mientras no están Miguel Bosé, Luis Miguel o Rammstein la gente baila Américo o pide una canción de Natalino en la radio.
Los conciertos se han convertido en puntos de encuentro, hace rato que dejaron de ser una experiencia cuando los espectáculos en vivo generaban curiosidad y los asistentes se podían sentir parte de algo. Ahora hay más gente, pero poco interesada en la música y más preocupada por las fotos de sociales. Ir a conciertos se volvió moda y como todo, tiene un auge y una baja por lo que tarde o temprano las productoras deberán reformularse y el público va a mutar, no es el mismo entusiasmo a los 30 que a los 20 por un show.
El negocio de la música sigue girando, no creo que poder garantizar que el digital será el único formato para las canciones, y por ahora el mayor negocio de las bandas está en tocar en vivo, pero quién sabe hasta cuándo siga siendo interesante ir a ver un grupo, porque para bien o para mal después del primer concierto ya no será lo mismo. Hay bandas locales que me gustan pero después de 5 conciertos con las mismas canciones uno empieza a perder el entusiasmo, y tampoco volvería a ver a Madonna si la idea de verla ya fue.
* Para que siga la agenda internacional de conciertos en Santiago www.agendamusical.cl