9 may 2010

NO ESTUDIE PERIODISMO Y NO ME IMPORTA

Cuando niño decía que quería convertirme en abogado y ser como uno de esos señores que en las películas defienden a los buenos, pero muy pronto entendería que para hablar de leyes primero tenía que creer en ellas. Luego pensé en estudiar periodismo para poder escribir de todo eso que me interesa, pero antes de rendir la PAA había descubierto que para redactar una idea bastaba con un lápiz y un papel.
No haber pasado por la universidad me exime de muchas culpas que permanentemente redefinen el rol del periodista masticando definiciones como "ética" y "periodismo serio", una discusión que en el ejercicio resulta tan utópica como el comunismo.
La 'clase periodística' no se distingue mucho de las familias políticas, en el periodismo local las generaciones de egresados son editores, columnistas, cronistas y practicantes que tienen y responden a códigos comunes, con o menos poder de decisión pero también intereses propios y corporativos que proteger.
El parentesco de las pautas, las noticias, información y los titulares es muchas veces el resultado de una mirada generacional más que la dirección editorial de un consorcio. Periodistas que estudiaron en 1970 no tienen, necesariamente, la misma mirada que otros profesionales titulados en la Transición de los años noventa, una diferencia que fue emparentada hasta que los más jóvenes fueron tomando los cargos de poder de los profesionales jubilados.
¿Qué fue de la generación de recambio, del nuevo periodismo que se reveló en la Transición? Ex compañeros de práctica que ahora son editores de los principales grupos editoriales que publican diarios, columnas, revistas y dirigen radios. Por eso no sorprende que el 'Disco del Año' es el mismo en QuePasa, Paula, LaTercera y Radio Zero, o que los libros (y su fome debut cinematográfico) de Alberto Fuguet son avalados en barricada por las publicaciones de El Mercurio desde que inventó la intocable Zona de Contacto.
Los lectores tenemos derecho a saber quién está al mando, al frente y detrás de cada medio de comunicación que consumimos, y cada quien le dará la credibilidad necesaria al contenido según el interés como lector, teniendo en claro que en todo medio hay dueños, auspiciadores, directorio, perfil editorial, editores, periodistas editados y vínculos que representan intereses. Aunque la ansiada 'libertad de expresión' nos debe garantizar, a lo menos, más de una mirada respecto a una misma información.
Ser un periodista valioso en Chile es poseer una pluma más importante que la propia noticia, cuando el profesional es capaz de marcar una discusión propia, libremente (en la música sólo Mauricio Jurgensen, Marcelo Contreras y Marisol García lo hacen). Pero no es el caso de la mayoría, que se dividen entre los que incrementan su cuenta bancaria, compran superautos y escriben columnas para 'el hijo de la nana' y otros que cumplen con la pauta para 'salvar el día' con investigaciones intrascendentes, copiadas de comunicados de agencias o artículos 'inspirados' en la prensa extranjera. Normalmente son los mismos que no se pierden las fiestas con vodka y cerveza gratis y que les encanta la página social.
Y en las escuelas de periodismo falta reflexión y mayor crítica, por lo que requieren refuerzo en la tabla de sicología y mucha más práctica antes de merecer un titulo, cartón que en la actualidad ha perdido credibilidad para el mercado de las comunicaciones. Por eso hay diseñadores gráficos haciendo periodismo y actores entrevistando.
Es cierto, quizás no estudié periodismo porque soy incapaz de comprometerme durante 5 años con el estudio, pero honestamente tampoco me arrepiento de haberlo intentado. La mejor escuela para escribir ha sido la práctica y todas esos cuentos y novelas sin terminar, o crear un blog para compartir ideas, errores y rebatirlos. Y con esto no digo que la carrera de periodismo sea una pérdida de tiempo, sólo creo que deberían convertirla en una formación técnica de 2 años con especialización. No puede ser que después de años de estudio me entrevisten practicantes leyendo una pauta de preguntas mal redactadas para una tesis poco definida. Jóvenes que como estudiantes están más preocupados de no 'venderse nunca al sistema' que de ser capaces de aprender y redactar una buena idea. Esos son los primeros que de tanto tirar piedras terminan haciendo lo que les ordenen, porque se quedaron sin argumentos para defenderse en un sistema que puede ser muy cómodo pero también muy brutal si llegas a conocerlo.