Parecía que nunca llegaría. Se me pasó el tiempo volando, cumplí 28, perdí a mi novio, pasó Madonna, el Año Nuevo y La Cumbre del Rock Chileno. El último mes fueron semanas intensas, con muchos imprevistos, pena y soluciones.
Desde octubre pasado estuve trabajando en lo que se convirtió en el mayor evento musical de la música chilena. Una jornada histórica para las bandas y solistas que participaron y para todos aquellos que fuimos testigos de la realización del megaconcierto. Fueron 80 bandas en 13 horas de música, con una temperatura y fervor popular irrepetible.
De lo que pasó en el escenario poco supe, o poco podía ver pues estaba entre la boletería, la carpa de prensa, oficina de producción y camerinos desde las 10 de la mañana, haciendo mi pega, que era cuidar la cobertura del evento. Así que con mi hermana entregando credenciales me dedique a la terraza de periodistas y a lograr que se hiciera todo lo mejor posible.
Anécdotas ya saldrán, datos sabrosos de los que les gusta y buscan los medios nunca serán revelados, pero lo más cierto es que el evento funcionó y que la mayoría se fue muy contento con lo que ocurrió la tarde del 11 de enero.
Más allá de la cantidad de aplausos y gritos en contra lo de Sergio Lagos fue un set breve para mostrar que lo que más le gusta hacer, y no hay que perder tiempo en explicaciones de que por qué él y no otros, más bien aprender a reconocer la diversidad de géneros, propuestas y opciones que la música nacional posee, con más o menos virtudes. Porque aunque la voz de Sergio -amigo al que quiero mucho- no es la de un crooner tampoco es menos que la de muchos que andan levantando el discurso del "punk" y cantan de poto, teta y copete. Lagos tiene bastante más canciones y talento de lo que alcanzó a mostrar en 8 minutos, y tal vez algunos cuantos más deberían darse el minuto para conocer lo que hace y apuesta, que no le hace daño nadie, pues es sólo música de un tipo que la disfruta haciendo y que no responde a una necesidad ecónomica o por "cumplir" contrato, que es lo que le pasa a uno cuando ve a Los Tres en vivo, que serán muy grandes músicos pero que ya no envuelven nada.
Faltó Machuca, Santo Barrio, Primavera de Praga y Javiera Mena, pero bueno, no alcanzaron a estar todos pues es imposible, pero al fin de cuentas lo que se vivió fue un gran concierto de música popular, donde la gente enfrentó el calor y disfrutó de la música y las canciones. Un público mucho más atento y respetuoso, que escucho a Malabia, el nuevo proyecto de Javiera Parra, que pese a no tener canciones conocidas fue escuchado con atención por la mayoría, pero también era la misma gente que bailo con Teleradio Donoso y Gondwana, entre las actuaciones mejor recordadas.
Aprovecho a agradecer la disposición de Francisca Valenzuela, Nicole, Denisse Malebran, Colombina Parra, Claudio Narea, De Saloon, Los Bunkers, Juanita Parra, especialmente porque colaboraron con las entrevistas y promoción del concierto cada vez que fue necesario. A los medios que publicaron y que brindaron una estupenda cobertura el día de ayer, a la producción, a Valentina Castelli y la gente de La Oreja y a los hermanos Ossandon (Osyos) por haber confiado en mí nuevamente para el rol de medios.
Fue una jornada increíble, agotadora pero muy positiva para quienes participamos y para la música chilena en el total, con un resultado histórico en cifras pero también de mucho cariño y admiración por la música. De hecho, yo que tengo notorias diferencias en varios puntos con la SCD, estuve trabajando con Denisse Malebrán, Claudio Narea y Fernando Ubiergo, lo que demuestra que este tipo de instancias permite que más allá de la pega nos demos cuenta de que todos apuntamos hacia un mismo punto, aunque sea desde distintas veredas.
Y yo camino en la vereda de gente buena, como Juan Andrés Ossandon que fue el progenitor de este evento, de La Malebrán que pelea por lo que ella cree aunque le cueste su imagen pública, por la vereda de Sergio Lagos que disfruta tocando la guitarra sin desearle mal a nadie o con Marcelo Aldunate, que escucha música y apoya lo que cree necesario a través de Radio Uno. Está es la gente de la que uno aprende y con la que uno se puede pelear y seguir valorando lo que son, porque al final lo único que nos importa, a nosotros, es vivir con amor y con música, lo demás es puro relleno.
Gracias a los que asistieron y participaron de una u otra forma en este evento. Ahora, pienso irme una semana de vacaciones y haber si en la próxima vereda que viene logro reencontrarme con el amor extraviado. Por mientras mucha música me acompañará hasta llegar a La Cumbre o al final del camino.