"Desde ya hace un tiempo el Consejo ha venido observando, con preocupación, el deterioro del lenguaje usado en algunos programas de televisión. Este deterioro se refleja no sólo en la pobreza y escasez del vocabulario utiliazado sino también, crecientemente, en el uso y abuso de garabatos y de expresiones -y hasta gestos- groseros o de una burda connotación sexual" dice el primer parrafo del texto. Disponible completo AQUI.
La existencia y participación de este órgano autónomo del Estado, con rango constitucional, ha provocado más de alguna polémica desde formación en 1989, actuando como moderadores y jueces de lo que se ve y no se debe mostrar en televisión. Con multas y censura de carácter religioso y homofóbicas (el espacio PAPAVILLA y NEXT Gay de MTV) hasta iniciativas productivas como el financimiento, a través de fondos concursables, de espacios de educación y cultura a lo largo del país.
En tiempo modernos, donde la calidad y sobrevivencia televisiva, ha roto la tradición de rol educativo, de información y entretención, para convertirse en el más directo y sincero reflejo de la idiosincracia chilena, ¿qué puede contradecir este consejo?.
La televisión actual deja en evidencia la ambición y las ansias, de muchos, por un triunfo ecónomico y social que sea fácil y rápido. Una pantalla que ha permitido que durante años un tipo imbécil como Kike Morande baile acompañado de niñitas sin educación, y se burle de la homosexualidad y de las diferencias del resto sin juicio ni condena, ¿qué hizo el Consejo?
Esta acta de moral y juicio valórico creo que llega tarde, una vez más, porque mientras se ponen de acuerdo de cómo se debe hacer televisión los productores ya están pensando en nuevos realitys y formas de exponer y sacudir la vida de las personas, famosas o no. Porque la TV en los últimos años no enseñó a conocer y ver el morbo, y al encender la televisión nadie quiere ver nada que no este en la esquina ni en las calles. Los garabatos, la violencia, los prejuicios, la faltas de respeto se viven a diario, y si alguien pretende cambiar o mejorar eso a través de la televisión en el Consejo, debe renunciar.
La educación se debe hacer en casa y mejorar con ayuda de las instituciones (educativas y culturales y en algunos casos religiosas y políticas). La televisón, así como la radio y la prensa escrita sólo son un factor de influencia y distractor para lo que realmente podemos ser, creer o pensar.
Un consejo al Consejo, "háganse ver".
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