La infinita competencia de egos e información que rebota entre las reuniones de pauta de los dos principales diarios de circulación nacional, es la punta de lanza o el limite comunicacional de cualquier proyecto que se interese en ser masivo. Difícil tarea considerando que la pelea por mayores centímetros va desde los senadores, La Moneda, los columnistas y hasta Cecilia Bolocco. Entonces de qué manera un artista local y autogestionado como Leo Quinteros puede ganar presencia en La Tercera o El Mercurio por sobre la última jugada del mítico Bob Dylan o la décima sexta nota del anunciado disco solista de Beto Cuevas. A simple vista parece una medición casi imposible según los argumentos de cualquier editor mayor de 40 años. Sin embargo el rol del periodista musical, dedicado y creyente, debería saber explicarle a la plana mayor del periódico de que probablemente artistas como Quinteros, Rosario Mena y el mítico Redoles representan probablemente un lenguaje artístico localista y contemporáneo de tal tamaña fuerza que su obra generará nuevos antecedentes para la historia de la música popular, hecha en Chile.
La autogestión discográfica de los últimos 10 años en Chile ha favorecido la creación la producción y desarrollo de interesantes nuevas apuestas generacionales. Los primeros registros de Los Mismos, Luna in Caelo, Shogun, Pánico y Fulano son algunos símbolos importantes para la formación de un escenario paralelo a los espacios tradicionales de promoción como radios y prensa escrita. A pesar que en aquellos años El Mercurio publicaba de manera impresa Zona de Contacto, La Tercera el suplemento musical Subte y los hermanos Mujica levantaban con esfuerzos la revista Extravaganza.
A mediados de los años noventa Chile vivió un importante proceso creativo, cultural, sonoro y discográfico que fue capaz de producir más de 70 discos anuales y certificar ventas que superaban los 100 mil discos en algunos casos. Lo que de una u otra manera favoreció la evolución de proyectos musicalmente más extrovertidos que comenzaron a trabajar desde el underground. Algunos avanzaron, otros finalizaron antes de comenzar pero la verdad es que fue un periodo de muy buenos sencillos locales en las radios y también de muchos conciertos y grandes historias. Momentos musicales de Joe Vasconcellos, La Ley, Los Tres, Los Tetas, Nicole y Chancho en Piedra marcaron la pauta de la prensa musical de aquellos años.
Y tal como hace 10 años fue El Mercurio y La Tercera los que han permitido la emancipación de nuevos artistas, y con esto no pretendo quitar mérito a los creadores ni tampoco a los medios alternativos que han colaborado en los progresos de artistas como Gepe, Javiera Mena o Leo Quinteros. Pero hay que ser honestos, los tres artistas mencionados salieron de la clandestinidad a partir de sus primeros centímetros en El Mercurio y La Tercera. Al menos eso provocó que la audiencia que paga hoy 6 mil pesos por ver a Gepe tenga en promedio de edad mayor a 35 años. Y si alguien tiene dudas de mi teoría, Perrosky sigue siendo una banda under, aunque tenga Rolling Stone como medio oficial de su último disco.
También es parte de mi teoría respecto a las comunicaciones de que todo espacio sirve y que todo suma, sin embargo en Chile las pautas son categóricas a la hora de definir hacia donde se inclina la balanza. El Mercurio y La Tercera son los medios que movilizan la pauta de noticieros y provocan la mayor agitación política a través de sus temidos columnistas. Dos diarios que llegan al día a los hogares de una elite del país pero que durante décadas han sido testigos y provocadores de grandes conflictos entre la clase política, o incluso se sabe de despidos y peleas en los pasillos de los principales canales a partir de ciertas filtraciones para las páginas de espectáculos. Así de influyente puede ser la pauta y así de relevante puede ser aparecer como “un artista revelación” o figura destacada de un nuevo movimiento musical en Chile.
La competencia entre ambos se puede sentir a diario e incluso en la publicidad que pagan en televisión. Y basta con revisar las pautas y difícilmente el mismo tema de música que está en El Mercurio aparezca nuevamente en La Tercera y viceversa. “El Golpe Noticioso” a veces parece tan superficial en espectáculos como los reportajes de Domingo con el estilo de vida de los famosos (los lugares y los eventos que los prefieren) hasta una nota como la de hoy dedicada a Gepe, el artista alternativo más llamativo de los últimos años en Chile, que sin mayores esfuerzos que su talento logró convencer hasta los más reticentes editores y ahora su nombre figura mucho más que cantautores como Joe Vasconcellosn y Pablo Herrera, por mencionar algunos.
Quizás no sea responsabilidad de los periodistas de El Mercurio y de La Tercera descubrir o levantar a la Nueva Promesa de la música nacional, pero tal vez es hora de pavimentar una plataforma noticiosa que permita la evolución comercial de algunos artistas que por poseer ciertas características podrían convertirse en nuevos referentes de la canción popular. Y tal como Gepe, desde su piano puede figurar una Francisca Valenzuela o a escuchar más las melodías de Golem.
Lo cierto es que si estas en El Mercurio, si estás en La Tercera, lo más probable es que muy pronto aparezcas en el noticiero central de un canal abierto, y más pronto de lo esperado tocando en un Teatro para 800 personas. Una cosa lleva a la otra, y en Chile, sólo existen 2 maneras; Te pasas la vida trabajando y tocando hasta que un público te acepte o dejas que los dos diarios más influyentes del país te abran las puertas a lo que parece ser “el otro lado de la música”, el periodismo musical, en un terreno directamente competitivo y a veces ingrato, pero donde tarde o temprano sólo apareceran los verdaderos y legitimos talentos.