"Los espacios hay que ganarlos, así como también la credibilidad, y eso es mérito exclusivo de la constancia y honestidad con la que uno trabaja. Aunque algunos les moleste que me atreva a cuestionar críticas o notas a través de este blog, no me asusta, al contrario, me agrada saber que algunos lo leen y que puede incluso ayudar o empujar el debate".
En los años que llevo desempeñándome como comunicador, casualmente los momentos más complicados en torno a las relaciones laborales aparecen porque algún periodista o medio, se le ocurrió pensar que mi trabajo le pertenece a alguien, y que más encima, existe una prioridad. Situación que he tratado de aclarar muchas veces pero todavía algunos insisten, y se irritan cada vez que se encuentran con la información de uno de mis representados en páginas que no sean las suyas.
Por lo menos yo, insisto, no funciono como esas grandes cadenas internacionales en las que sus artistas participan exclusivamente en sus instituciones. Que yo sepa, acá nadie tiene esa negociación, o por lo menos no es de mi interés trabajar así. Tal vez sería muy fácil acordar con alguien, al nivel de capitalizar todo la información importante en su medio pero, a cambio conseguir espacios para mis proyectos emergentes. Quién sabe si alguien aceptaría, pero no es mi idea. Yo no funciono así, y como creo que son los periodistas los que deben salir a ganar la noticia también creo que yo debo salir a ganarme los espacios. Entonces cada nota, cada nueva entrevista publicada será un logro, un triunfo para el proyecto y para mi desempeño laboral.
Que Nicole (en la foto) sea mi amiga no le da derecho a nadie para que me vengan a exigir contar lo que hace y lo que podía llegar a hacer. Nosotros ya no trabajamos juntos desde hace meses y tal como Saiko, no me corresponde negociar o hacerme responsables de las publicaciones que han surgido en las últimas semanas. Pero repito, nadie tiene derecho sobre mi trabajo, y menos sobre las decisiones comunicacionales que junto al artista y representante hemos decidido.
Entonces los celos, los berrinches, por favor a otra esquina. Tengo bastantes años en el circo para que alguien me trate de decir quienes son los mejores malabaristas, y por favor no insista, que a los payasos también los conozco. Comencé mi trabajo como presidente de un fan club el año ’94, y ya bastantes teorías he visto caer. Viví muy de cerca el proceso del Nuevo Rock Chileno, de firmas, contratos, éxitos y fracasos comerciales, he tenido la fortuna de presenciar grandes conciertos de artistas nacionales, de conocer a tremendos músicos, productores, periodistas, gente de industria, y ha esta altura se muy bien con quien debo juntarme, y por fortuna, decidir en que mesa sentarme y en cuál no.
Yo entiendo que a los medios les interesan las noticias, y que por rol he tenido responsabilidades importantes en lo que a golpes periodísticos se refiere, en espectáculos. Y así creo, que con esa efectividad y desempeño he logrado ganar mi espacio y una credibilidad importante para trabajar y distribuir la información de mis representados. Y si yo tengo mejor relación, o en algunos casos amistad con alguien, no quiere decir de que antes del hecho la noticia tenga firma para su publicación.
Los espacios hay que ganarlos, así como también la credibilidad, y eso es mérito exclusivo de la constancia y honestidad con la que uno trabaja. Aunque algunos les moleste que me atreva a cuestionar críticas o notas a través de este blog, no me asusta, al contrario, me agrada saber que algunos lo leen y que puede incluso ayudar o empujar el debate, ¿por qué de eso se trata esto, verdad?
No me interesa perjudicar ni poner en duda el trabajo de nadie, pero tampoco me gusta quedarme quieto cuando hay cosas que no comparto, y la única diferencia entre mi blog y las decenas de mesas donde se discute esto, es que yo si me atrevo a publicarlas. Puede ser que alguien se moleste, puede ser que alguien intente censurarme, y la verdad es que sería muy honesto, porque así es más fácil saber con quién está trabajando uno, de repente me he equivocado todo este tiempo pensado que alguien no es lo que parecía. Yo por mi parte intento ser lo más claro y honesto posible en esta función. Y cuando un par me gritó “te salió el fan Carreño”, orgullosamente les respondí que lo soy, y cuando una amiga me contó que otro cercano periodista preguntaba por mi sexualidad le escribí un mail para aclararlo, y así empezamos a revelar los rostros, porque esto tampoco se trata de “hola, ¿te interesa publicar? y adiós”. Somos humanos, personas y tratamos de ser lo más profesionales posibles desde nuestros puestos de trabajo, por eso es válido que nos equivoquemos, que cuestionemos y tratemos de avanzar, sin pasar a llevar al otro claro. Esta no es una lucha de poderes, es una discusión sobre conceptos e ideas, y definir la competencia periodística como una guerra me parece peligroso, recordemos qué sucedió la última vez que alguien dijo que teníamos una guerra en Chile.
Entonces vuelvo a decir, “no me llame enojado porque la competencia lo golpeó”, porque, y saben muy bien, yo no filtro información que este negociada. Los acuerdos son acuerdos, y eso se mantiene (aunque debo confesar que cuando alguien lo rompe, yo sé como reaccionar). E insisto, yo seguiré buscando los espacios porque es mi pega, y para los que comienzan en el rubro de la difusión les puedo confesar que hay más medios de los que aparentemente se conocen, así que la misión es salir a buscarlos y ganarlos. Todos los artistas merecen su espacio, todos, menos o más interesantes tienen derecho a postular a una nota o una dura crítica, “así es el mundo del rock”. Y como en tantos otros momentos de revolución social el poder esta en las personas, en su entrega y lo que puedan llegar a hacer, y por eso es importante la honestidad con la que nos desempeñamos, y estamos justo en medio de un proceso cultural tan vulnerable que este es el momento para opinar, discutir y proponer, sino por qué nos definimos comunicadores.