11 ago 2023

Nicole recupera en digital su primer disco que grabó a los 12 años

Siendo sólo una niña la pre-adolescente Denisse Laval grabó un primer disco confeccionado para ella por un experto en melodías pop como Juan Carlos Duque que acababa de hacer historia como productor del primer álbum de Myriam Hernández.Y en plena Transición a la democracia el debut de la pequeña Nicole encantó en las radios AM y la TV con una brillante melodía sobre un inocente amor infantil, aunque también parte de un álbum que habla de divorcio, conciencia ambiental y las complicaciones de crecer, todo un hallazgo para su época. 

Son muchos los casos de discos grabados por niñas talentosas en la música chilena, desde Gloria Benavides en la década del ‘60 a María José Quintanilla y Christell entre los más recientes y recordadas. Sin embargo en gran parte de los casos han sido niños interpretando temas ajenos sin vínculo con las canciones ni sus autores, tratándose básicamente de covers, como fueron 'La mochila azul' o el 'Mueve el ombligo' de las ex Rojo. Y es ahí la primera gran diferencia con el primer disco de Nicole Tal vez me estoy enamorando’ (‘89) como un trabajo conceptual en que cada una de las canciones está basada en pensamientos o ideas de la niña, con temáticas que pudiese interpretar como propias. Algo que también pasó varios años después con el cuarteto pre-adolescente CIAO y su transformación a Kudai pasando de cantar covers italianos a temas compuestos para ellos.


Y Nicole canta sobre inquietudes propias de la pubertad como la primera atracción amorosa (Tal vez me estoy enamorando), los cambios hormonales y nacientes sentimientos pueriles (Qué está pasando en mí) o la confusa relación que se tiene con los padres (Bicicletas) y la mirada de una niña sobre la separación de sus progenitores (Detrás de mi puerta) en tiempos que el divorcio era un tema tabú en Chile, e incluso una coral demanda ambientalista en 'Dejen un lugar' (mucho antes que Greta Thunberg se proclamara reina del eco-activismo).


En eso fue un álbum infantil bastante moderno y fresco para su época, bajo una producción cuidada en detalles y compuesto de canciones que en su mayoría pudieron sonar como singles, en voz de una intérprete que irradiaba ternura e ingenuidad. Un disco que fue un éxito en plena Transición a la democracia y que coincidió en las emisoras con la alta rotación de clásicos lanzamientos de Myriam Hernández (Dos) y Los Prisioneros (Corazones) pero que tras dos años de intensa promoción abandonó para concentrarse en terminar el colegio como una estudiante normal.


Y aunque con los años el álbum quedó aislado de su discografía tras el éxito de ‘Esperando nada’ (‘94) su más importante canción siguió siendo parte en el inconsciente colectivo nacional y la propia Nicole la recuperó en su adultez -celebrando tres décadas de carrera- como parte de su historia musical, como un éxito que conserva la candidez y dulzura con la que la conocimos hace casi 34 años (el disco fue lanzado en octubre del ‘89). Y tras varias décadas descatalogado la cantante lo ha recuperado para plataformas completando su colección de grabaciones en digital en un rescate valioso para su trayectoria y fanáticos pero que también forma parte en el cancionero de pop femenino chileno -entre Frecuencia Mod, Ariztía, Supernova y Javiera Mena- y como un disco "infantil" de excepción con canciones que maduraron con bastantes certezas.


Méritos aparte a su productor que aportó repertorio y una mirada artística para la joven cantante y también a los padres que respetaron su niñez y decisiones sin forzar nada, porque con los niños no se juega ni experimenta. Y la mejor prueba de un trabajo bien hecho es que más de tres décadas después su protagonista continúa siendo una voz constante del pop nacional y que esas primeras canciones no han dejado de tener sentido.


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