11 jun 2023

Primavera Sound, que la música decida

PRIMAVERA SOUND I. Después de salir del confinamiento he vuelto a valorar y confiar más en los festivales como instancia musical. Son eventos multitudinarios que promueven una diversidad etaria y de propuestas que los conciertos en solitario no tienen, mezclando estilos entre clásicos y otras tendencias en alza frente a públicos distintos ansiosos por ver “todo lo posible”. Y en eso te puedes encontrar con nombres que por gusto o prejuicio jamás hubieses ido a ver en solitario pero que ante la oferta y curiosidad te terminas sorprendiendo, o simplemente confirmas tus sospechas.  

Claro que ese nivel de masividad trae consigo algunos contras, como la brutalidad mercantil que los rodea (y co-financia) o la gente borracha que se pone a conversar mientras tú quieres escuchar al artista (como una actriz de la LQSA descontrolada), pero diría que ambas cosas se pueden esquivar si te sabes mover dentro de los kilómetros de música y estímulos.  


Y como consumidor o fanático musical no tenemos ni más ni menos derecho que el que compró su entrada para ir a ligar, tomarse selfies o beber con sus amigos, esa “superioridad cultural” hay que dejarla en casa, un festival es un evento popular y si fuera por carnet de melómano no llenamos ni un teatro. Aunque eso resulte injusto para un fanático que espera por horas a su artista, en un festival todos somos el mismo público (incluso los inútiles influencers invitados por la publicidad). 


En lo musical el miércoles tuvimos el lujo de PET SHOP BOYS mostrando su oficio y madurez escénica con un show colorido, bailable y curtido en hits, un dúo que lleva 40 años siendo modernos. Una jornada inaugural (de acceso gratuito) que tuvo horas antes a JAKE BUGG que se ha convertido en una de las voces más propias del rock pop de su generación, y el cierre con ‘All i need’ es el mejor ejemplo de sus condiciones. Muy distinto a lo de CONFIDENCE MAN, un grupo mediocre de pop bailable que no es más que una versión pixcelada del eurodance (con mis respetos a La Bouche y 2 Unlimited).  


Pero sólo fue el principio de otras tres tardes de festival, con más música de la que podemos resumir y contar aunque haré un esfuerzo.


PRIMAVERA SOUND II. Cuando has visto en un mismo festival a PET SHOP BOYS, BLUR, NEW ORDER o DEPECHE MODE ¿cómo se podría definir cuál ha sido el mejor concierto? El criterio es personal y la objetividad se vuelve relativa, o discutible. Y es cierto lo de la baja en la voz de NEW ORDER pero exigir a un señor de 60 años que cante como concursante de The Voice no es justo, menos cuando su banda sigue sonando tan original y sofisticada con un puñado de clásicos que no necesitan renovación. 


Antes, durante la misma tarde del jueves, hubo bastante rock siendo TURNSTILE la más potente y decidida, un rock robusto que mantiene vivo el espíritu del hardcore. Muy por el contrario el chileno ELMALAMIA en el escenario emergente sin ninguna actitud ni público más que unos amigos de su delegación (demostrando una vez que estos viajes organizados por el gobierno son sólo paseos) y hay demasiada oferta y sonidos pasando para seguir perdiendo tiempo en un show íntimo que no remonta. Como esperar a NEW ORDER y salir antes para escuchar a ALISON GOLDFRAPP que tuvo un comienzo complicado y un show dance algo tibio, con un disco nuevo al que le falta rodaje. Pasando por LE TIGRE entre inconvenientes de sonido y proclamas, siguiendo a BLUR en un show generoso en hits y con un líder dispuesto a dejarse a querer manteniendo vivo el espíritu de su primera banda sumergida en la nostalgia noventera pero que se agradece.  


El viernes BETH ORTON mostró su último disco en clave de jazz, muy comunicativa transparentando algunos problemas con su teclado y con su voz quebradiza expuesta al primer plano de su espectáculo, como una cantautora que no necesita de adornos. Mientras THE DELGADOS fue un reencuentro con el indie-pop de principios de siglo en un estupendo show hermoso adornado por un pequeño set de cuerdas. DEPECHE MODE con la mayor convocatoria de la tarde en un set redondo, rico en energía y canciones que están en la primera línea del rock electrónico, un dúo que se recupera de la muerte de su compañero haciendo lo que saben hacer, como máquinas pero sangre y sudor. Y los NATION OF LENGUAJE parecen ser unos estupendos herederos de eso, su frontman tiene la voz, estilo y actitud para conquistar la pista de baile y portadas.


PRIMAVERA SOUND III. Después de tres tardes seguidas de conciertos en el cuarto el cansancio pasa la cuenta, al menos un ritmo que quienes pasamos los 40 años tal vez llevamos de distinta manera que los veinteañeros que corren de un escenario a otro, entre el kpop, los dj’s electrónicos, el rock, raperos y los nombres urbanos, en un oferta que hay que saber elegir o dejarse llevar. 


Pero teniendo claros los propósitos sabemos que lo de JOHN CALE valía la pena presentando su nuevo disco en el Auditorio con un show caracterizado por su sobriedad y fina textura. Espíritu que también muestra ST.VINCENT que irradia calidez y dulzura incluso en sus momentos más intensos. Y mientras gran parte del público se acercaba al escenario conjunto para esperar a ROSALÍA, CAROLINE POLACHECK cumplió con mostrar su recomendable nuevo álbum en un show sencillo -para lo que se piensa de un artista pop- pero sugerente, principalmente desde lo vocal con una cantante bastante más curiosa y auténtica que las compañeras de rubro. Similar a lo que sucede con MANESKIN que no está diciendo nada nuevo para el rock sin embargo lo llevan muy bien, tomando elementos evidentes (de Gun’s, Nirvana, Poison, Maroon5) hacen un espectáculo para grandes audiencias bastante entretenido.

Aunque lo de ROSALÍA -la más esperada de la jornada- fue un impacto visual con un show donde el diseño y las cámaras son prioritarios, a pesar que su presencia y hits es lo que el público vitorea. Se trata de un show basado en lo visual donde juega a ser la diva empoderada que domina a sus bailarines y a un asistente que le sirve el agua y seca su frente en escena, un relato fríamente calculado al detalle pero que parece más un desfile de la semana de la moda que el espectáculo de una cantante. Misma artista a la que hace cinco años conocimos en el mismo festival haciendo flamenco y que en su tercera participación ha vuelto como estrella urbana. Honestamente era mucho más simpática e interesante la primera.


Sin embargo todo es cosa de gustos y en eso no existe límite, y un festival puede ser un ejercicio de diversidad del que se puede extraer bastante más que un rato de música y cerveza, como poner a prueba la tolerancia musical (que todos tenemos nuestros límites y bordes) o reconocer que estos eventos son parte de un estilo de vida que otros no entienden ni conocen pero que muchos disfrutamos con naturalidad, como algo que un streaming o un disco de vinilo no reemplaza porque la música en vivo está llena de particularidades. Y no se trata de elegir quién lo hizo mejor, si BLUR, PET SHOP BOYS o DEPECHE MODE, sino de disfrutar del momento y valorar que acabamos de revivir la banda sonora de nuestras vidas en vivo y en directo, y que seguramente son las postales sonoras que vamos distinguir de está edición. Al final lo que decide es la música.


Por @soycarreno