26 jun 2023

La farsa chilena en Primavera Sound II

Desde hace más de una década que el Estado Chileno envía todos los años una delegación de representantes de la música chilena a ferias de circuitos musicales en el extranjero como la sección Primavera Pro desprendida del Festival Primavera Sound en Barcelona, pero ¿funciona esto cómo exportación o es sólo turismo musical? 


A partir del 2012 el Consejo de la Música ha pagado por la asistencia de representantes de la música chilena a ferias internacionales de industria musical como el SXSW en Texas, MIDEM en Cannes, BIME en sus ediciones de Bogotá y Bilbao o el Primavera Pro de Barcelona, entre otros encuentros que se realizan en Europa y en las Américas. Se trata principalmente de conferencias y charlas con profesionales del mundo musical y mesas de negocios pensadas para la conexión de sellos, productoras, divulgadores, CEO digitales, programadores de festivales, medios y artistas (principalmente emergentes). 


Sin embargo hasta la fecha estos viajes no han mostrado frutos para los chilenos y los pocos nombres nacionales que tienen presencia o shows propios en España (Javiera MenaSoledad VélezChico TrujilloManuel García, Nano Stern o el caso aparte de Mon Laferte) no tienen relación con estas delegaciones, ni tampoco los artistas urbanos que se han saltado la burocracia y la promoción tradicional (como Polimá Westcoast actuando en salas de Barcelona). En cambio de la mayoría de las bandas seleccionadas por la organización chilena (en conjunto entre IMI Chile, Pro Chile, Chile Música bajo la dirección del CNCA) pasan prácticamente desapercibidas por lo que poco y nada se sabe tras un showcase en Primavera Pro que se realiza en el CCCB en el barrio El Raval de la capital catalana o la actuación programada dentro del multitudinario Primavera Sound en el escenario emergente del Fórum (al que asistieron 65 mil personas por día y un total de 253 mil espectadores).


Pero ¿sirve de algo tocar en un festival masivo donde literalmente no los escucha nadie? y donde los pocos presentes que están alrededor -conversando- son parte de la misma delegación. Es común encontrarse en estos eventos entre chilenos residentes y amigos pero no hay cobertura ni interés real del medio español en lo que se está promoviendo allí. Y más que “proyección al extranjero” se convierte en un turismo musical en el que invitan copas y los delegados nacionales tratan de conseguir alguna invitación a otro evento que también será cubierto con los fondos disponibles del Consejo de la Cultura. 


La presencia chilena en otros festivales comerciales dedicados a la música latinoamericana como Vive Latino (Zaragoza) o Río Babel (Madrid) es escasa o prácticamente nula, con la excepción de la internacional Mon Laferte y residentes como Javiera MenaAna Tijoux y más desconocida en Chile Soledad Vélez (reciente ganadora del Premio MIN a Mejor Grabación Electrónica) radicada en Valencia y con sello en Madrid. También “El Macha” con Chico Trujillo y su Bloque Depresivo que cuenta con público fidelizado en España y otros países de Europa.  


Video de Elmalamía en Primavera Sound

Por lo que estos viajes organizados por el CNCA son básicamente presencia y promoción de una escena chilena "indie" ficticia (o en eterno desarrollo) que depende de sus fondos concursables o Ventanilla Abierta para movilizarse porque de otra manera no despiertan interés. Y aunque se puede estar de acuerdo que el Estado tiene una responsabilidad en el resguardo y difusión del patrimonio y la cultura también se puede cuestionar el sentido de presentar a un cantautor nuevo sin experiencia como Elmalamía, de poca expresión y definiciones en su perfomance, que a falta de repertorio tocó un cover de Rosalía en el corazón de Cataluña. Resulta a lo menos desalentador ante un panorama desolador (ver VIDEO).

Y viajar a tocar a 11 mil kilómetros de Santiago sólo le sirve al joven músico como experiencia personal, aunque su vivencia ha sido financiada con fondos públicos junto a la de la comitiva que acompaña a los dos grupos nacionales seleccionados (también se presentó la cantautora Vale Castillo) acreditados para el festival (el abono básico Primavera Pro cuesta 230 euros, unos $220.000 pesos chilenos) sumado a pasajes, hotelería, viáticos y costos asociados a la participación de Chile. Considerando además que el Consejo de la Cultura paga por estar en estos espacios. 

Todo esto servido “en nombre de la música chilena” que siempre necesita de apoyos por lo que nadie se atrevería a cuestionarlo, menos quienes tienen la opción de dar un paseo por Barcelona con acceso gratis al Primavera Sound. Por lo que no existe análisis, balance ni conclusiones de estos viajes, aunque en privado hay gente involucrada que lo reconoce pero que no podrían hacerlo en público por conflicto de interés, sin embargo quienes hemos sido testigos de estos encuentros conocemos bien la dinámica y es evidente que en más de una década de flujo no generan resultados (tampoco influyó en la llegada del festival a Latinoamérica y en la que Chile perdió su versión local).

El trap y otros casos excepcionales de músicos chilenos que generan réditos fuera de Chile (contratados y sin subvenciones) no forman parte de este circuito administrativo y minúsculo que está únicamente rotando en torno a los fondos concursables (para grabar un disco, para la gira, para hacer el vinilo, pagar la charla, etc). Un circuito viciado que manipula a las entidades públicas con eso de “la música chilena” cuando sólo se trata de una representación de sí mismos. 


@soycarreno