Como le escuché a mi amigo Joaquín Vismara "cuando los youtubers empezaron a hacer música todo se fue a la mierda" y el resultado certero de ese pronóstico es lo que ahora conocemos como la generación dorada del trap.
Pero no olvidemos a Wendy Sulca o La Tigresa del Oriente las primeras divas virales de Youtube que de tanto hacer el ridículo resultaron graciosas de compartir y terminarían haciendo giras. Iban en serio aunque para el resto era algo mal hecho, chabacano, kistch.
Hubo un caso antes en Chile René de la Vega a fines de los '90 que hizo todo lo que había que hacer para generar una carrera y la televisión lo llevaba para burlarse en pantalla. No tenía talento pero él iba tan convencido que por insistir su 'Chica rica' se transformó en un éxito, nunca en serio pero la gente se lo aprendió y 20 años después se sigue recordando el video del ahora alcalde de Conchalí.
Y la irrupción de Youtube en el mundo permitió que un productor descubriera a un pequeño Justin Bieber pero también que el sello norteamericano Nacional Records firmara a la chilena Tomasa del Real, una versión más hortera y empoderada del reggaetón, y alguien vio un nicho en eso.
Los mínimos para entender un producto con talento o mejor producción están totalmente perdidos y ahora la mayoría de las decisiones pasan por los números en Youtube y redes, aunque detrás de eso haya muchas veces más morbo y gente riendo que una evaluación. Por eso resulta preocupante que un festival de prestigioso como Lollapalooza pise el palito y empiece a incluir este tipo de virales junto a nombres de la música chilena y del mundo que como mínimo tocan, cantan y suenan de verdad.
Y los números en Youtube pueden tener varios motivos por eso no son aval para estos shows de pobre factura, de ejecución mínima, que suenan mal y que quedan pequeños ante lo que está pasando alrededor. Basta con ver lo que pasó en la ceremonia de los Premios Pulsar cuando subió Gianluca junto a Princesa Alba, pura sangre autotune.
Y por supuesto que no es un problema del sonido "urbano" en los festivales, Paloma Mami pudo equivocarse en Lollapalooza pero en vivo si canta y proyecta. No es una diferencia de recursos ni experiencia, solo algo que se tiene o no. Pero cierto que no existe un estándar.
Esas mismas debilidades se vieron en otras modas anteriores como la música sound y el axé que quedaron evidencia fuera de la televisión. Y en Youtube ahora está todo permitido pero en la cancha se verá la realidad, el filtro lo harán las canciones, la capacidad de generar equipos y por supuesto la empatía, que es lo hace que otros se identifiquen con sus letras, aunque sea por un tiempo limitado a su edad.
No olvidemos que en estos años de Youtube muchos jóvenes se hicieron famosos en Internet y terminaron publicando libros y haciendo giras, éxito veloz e ingrato que duro hasta que sus seguidores cambiaron de canal.