25 nov 2018

Alberto Plaza, claro que da lo mismo

Alberto Plaza y su libro (La Tercera)
En un universo de virales, redes y opiniones irrelevantes el cantautor chileno Alberto Plaza ha decidido ubicarse en el escenario actual desde la discusión. El autor de 'Que Cante la Vida' salió del tranquilo sofá de la balada para rebatir en público sobre lo que le parece cuestionable arriesgando su capital biográfico pero capturando rincones que ningún otro músico chileno -hasta ahora había asumido- como el conservadurismo. 

A Víctor Jara su compromiso político le costó la vida, a músicos como Inti-Illimani, Quilapayún y los Illapu el exilio, y otros han sido censurados, excluidos y menospreciados por su postura (desde Sol y Lluvia o Antonio Zabaleta desde sus frentes). ¿Pero a Alberto Plaza? El joven bien de los '80, el cantautor de las palabras bonitas y letras románticas (podemos gastar varias líneas en nombrar sus éxitos) no era precisamente un disidente ni un foco de conflicto salvo para quienes su música resulta excesivamente melosa. Aunque creció con el manto -básicamente rumores- que le cantó a Pinochet situación que él ha negado desde hace tiempo (tal vez demoró demasiado) pero tampoco es que cantó para los perseguidos y ni formó parte de la oposición al régimen (hay muchos como él que se abstuvieron de hacerlo públicamente). Sobre si era o no obligación de los artistas hacerse parte cada quien asume a su manera, 1988 era bien distinto a la libertad que se percibe hoy. 

Pero a Plaza hace mucho en Chile se le cuelgan credenciales de "facho" y "Plata" precisamente porque es uno de los artistas chilenos que más negocio ha hecho con su música, restando mérito a la rentabilidad que todo artista desea y que pocos logran, más desde un mercadito como el chileno. Alberto Plaza tiene canciones que son realmente populares en Chile, Perú, Colombia, Ecuador y ciudades de Argentina, éxito con el que puede vivir en Miami (centro de la música latina donde él mismo ha reconocido no ha tenido logros) y tanto su venta de discos y conciertos fue y ha sido de las más exportables que ha tenido un cantautor nacional (otros inflados por alguna prensa no cruzan la cordillera sin los fondos de gobierno y tocan para los chilenos residentes). Antes de cuestionar su carrera un poco de justicia a la popularidad de sus canciones.  



El medio local ha sido despectivo con Alberto Plaza, lo definen como "cantante" porque hace baladas (en cambio los cantautors son otros, los que manifiestan ideas políticas en sus canciones) y se le resta mérito. Fuera de Chile Plaza figura en el compilado 'Esencial de Los Trovadores' donde aparece junto a León Gieco, Víctor Manuel, Joaquín Sabina, Facundo Cabral, Silvio Rodriguez y Víctor Jara. En Colombia o Ecuador no sienten ese prejuicio y menosprecio que Plaza recibe desde algunos en su país (no olvidemos lo exitoso que ha sido en Chile también) aunque mucha de esa desafección es culpa del propio artista y su mal manejo con los medios principalmente desde que ingresó a la cienciología ("Estoy cambiando el mundo" 2012). 

La nueva estrategia de Alberto Plaza, siempre activo musicalmente, ha sido tomar una postura política a través de cartas a El Mercurio, posteos en Twitter y un reciente libro ubicándose desde un punto de vista conservador (por cierto, sin asumirse de derechas). Y la respuesta ha sido aún más desproporcionada, actores, periodistas y personajes de farándula lo cuestionan y enjuician, intercambio de opinión que es parte del debate actual sobre los medios de comunicación y la provocación en redes en tiempos de Trump. Pero no se le debería restar prestigio a su trayectoria y cancionero como argumento, es una discusión abierta si hay que separar la obra de su creador (Michael Jackson, Pablo Neruda, Kevin Spacey) pero hasta ahora no hay canción propia del cantautor que contradiga su moral. 

Podemos diferir de las ideas y que tampoco nos gusten sus canciones pero Plaza llegó al lugar que está por motivos musicales y su nueva faceta de opinólogo es la decisión de ubicarse desde un pensamiento que quizás mucho de su publico esperaba y que tal vez otros extrañaron no dijo antes. Y en tiempos donde la prensa musical no estaba atendiendo su carrera la promoción ha llegado por temáticas externas a sus canciones, provocación con muchos anticuerpos pero que lo sitúa políticamente en una vereda poco probada en la música nacional -en lo visible más cercana al progresismo- y que también tiene su público (que se entiende comprarán el libro, no así saber cuántos que no compraron sus discos si adquieren el texto). 



Su libro se titula 'Claro que no da lo mismo' como su canción del mismo nombre (2017) que dice "Eres fuerza, eres poder, eres flor que vino a florecer. La belleza está en tu alma" y que pocos se enteraron (el video clip apenas supera las 70 mil reproducciones en Youtube). Pero su nuevo lanzamiento y entrevistas están teniendo más atención de lo que venía visualizando sus composiciones porque ningún disco ni libro es tan relevante hoy, claro que daría lo mismo, pero la táctica de provocación entre el cantautor y los medios (es mutuo) es tan interesante como inofensiva, solo depende de cómo y quien lo mire. 

17 nov 2018

El Adiós al chileno Lucho Gatica, la voz universal del bolero

Diario HoyxHoy, Santiago de Chile
El pasado 13 de noviembre ha fallecido el cantante chileno más universal, sin competencia alguna, lo que Pablo Neruda fue para la literatura o Claudio Arrau a la música clásica para sentar bases. El alcance del bolerista en los años '50 y '60 es incalculable en lo discográfico (más de 22 millones de copias según registros multiplicado con los años en el cambio de formato, reediciones y compilatorios) pero se puede entender ese éxito a través de su influencia en los más vendedores interpretes románticos de los últimos 40 años de la música hispana (Julio Iglesias, Luis Miguel) y otras corrientes como la balada pop y el bossa nova. 

Lo que Frank Sinatra hizo para el mundo anglo, Charles Aznavour a la canción francesa fue Lucho Gatica para la canción en español, entre los grandes cantantes de su tiempo. Y parte del talento de estos interpretes fue saber seleccionar su repertorio, los mejores autores y arreglistas de la época, eso es un mérito poco reconocido por la crítica que suele ubicar a los cantantes por debajo de los cantautores (como la obsesión desmesurada por Bob Dylan).  

Aunque la carrera del chileno sucedió mayormente desde México, un mercado enorme y competitivo, siendo el primero de muchos que años después se instalarían en territorio azteca (Palmenia Pizarro, Los Ángeles Negros, Illapu, La Ley, Kudai, Los Bunkers, Mon Laferte) en sus respectivos contextos y resultados. Pero Gatica lo hizo realmente, en tiempos donde la información no era tan accesible y algunos de sus colegas se inventaban triunfos en el extranjero para exaltar su regreso a Chile, derrotados. 

En los '80 Fernando Ubiergo o Tito Fernández entre otros contaron que tenían conciertos llenos en Nueva York pero iban a tocar a una cafetería para unos pocos chilenos residentes mientras Lucho Gatica actuó en el Carnegie Hall (en 1963) en pleno Manhattan, o este 2018 la también chilena Myriam Hernández llena el United Palace y la prensa nacional poco o nada informa. A los interpretes románticos la prensa musical (por gusto, estética y también desconocimiento) les resta mérito pero le dedican planas de la nada a un rockero chileno que lleva 25 años sin hacer una canción buena (...). 

Los medios son también culpables de la lejanía de Chile con el éxito y trayectoria de Lucho Gatica (también el descuido de su sello, los gobiernos y por supuesto él propio artista) prensa que está semana ha dedicado una prudente y corta cobertura a su vida durante día y medio. En realidad no estuvieron al nivel de las circunstancias como por ejemplo pasó con el fallecimiento del argentino Gustavo Cerati cuando viajó gran parte de la prensa chilena a cubrir los funerales. Está vez nadie se movió de su silla para cubrir la despedida, llamaron a algunos conocedores en música popular, biógrafos y tarea cumplida.    

Portada La Tercera, 14 noviembre
Una amiga argentina me decía "¿pero es importante esto de que haya triunfado fuera de Chile?" pero claro, para un país al fin del mundo, pequeñito y poco influyente, la imagen en el exterior (Allende, Pinochet, los mineros, algunos futbolistas, Desierto Atacama, Torres del Paine) a través de su cultura es importante. El gobierno se  gasta millones en fondos concursables y una fundación Imagen Chile que promueve turismo y los vinos pero que en música pierde recursos con IMI Chile. No se enteran ni citan de que la voz chilena en el exterior de los últimos 60 años en el mundo es Lucho Gatica, para ubicarnos en el mapa cultural de alguna parte.  

Hace unos meses muchos se enteraron de que la banda reggae chilena Gondwana existe y trabaja internacionalmente cuando Leonel Messi los nombró entre sus favoritos. Banda que los argentinos creen propia porque es desde ese mercado donde su música se expandió, Chile no es un medio que exporte figuras (la excepción Myriam Hernández que llegó al número uno latino en Estados Unidos desde Santiago). A Gatica también muchos en México lo creen y sienten mexicano, él siempre dijo ser chileno. 

Ha fallecido la voz más universal de la música chilena, que produjo y convirtió el bolero (chileno y principalmente cubano y mexicano) en estándar. Tuvo éxito en su país y luego en el mundo (Japón, Brasil, España) que ha cumplido 60 años de fama y reconocimiento. El efecto internacional de su fallecimiento demostró que pese a los años retirado y géneros en boga (desde la Nueva Ola al pop urbano) sigue siendo enorme, como pocos podrán contar y demostrarlo.  

Links recomendados: 
Idolatría por Lucho Gatica, El Universal Venezuela
La Estatura de Tu Vida, La Opinión Coruña, España
Al fin algo Sobrevive, Alfredo Jocelyn-Holt, Chile
La Voz monumental del bolero, El País, España * Humberto Gatica es sobrino, no hijo

12 nov 2018

DISCOS / Mon Laferte, Norma

Mon Laferte
Norma (Universal Music)
★ 
La fantástica, fascinante, espléndida y exitosa cantante chilena establecida en México lanza su nuevo disco 'Norma' con las mejores expectativas del pop castellano actual. El problema es que sus nuevas canciones no están a la altura de su momento y capacidades.  

'Tu Falta de Querer' (2015) la impactante balada de despecho que cambió la vida de Mon Laferte fue el punto de partida para una de las sorpresas del pop latinoamericano reciente (96 millones de reproducciones en Spotify como antecedente). Le sumaría la explosiva 'Amárrame' (2017) en dueto con Juanes uno de los latinos más reconocidos en el mundo de la música -aunque en baja- entonces la canción ha sido favorable para ambos (más de 100 millones de escuchas en la famosa plataforma). Pero al nuevo disco de la cantautora le falta sustancia, identidad, matices y muy probablemente un éxito como si lo tenían sus antecesores.

Por años Mon Laferte ha renegado de su primer disco (La Chica de Rojo, 2003) firmado como Monserrat Bustamante donde tenía a Gilda y Marisela de referentes. Ahí se fue a México para cambiar de nombre, look y sonido, reveló una faceta rockera. Esa combinación de influencias alcanzó su mejor momento en 'Vol.1' disco grabado en casa en compañía de amigos y que cambiaría su destino. Y aunque siempre su voz ha sido el principal elemento de su música las composiciones nuevas pecan de ambición estilística (vientos, percusiones y ritmos centroamericanos) para vestir letras como "Un beso lento, un beso tierno, un beso violento en el pavimento" (single 'El Beso) que en realidad no dicen nada. En 'Norma' hay algo de la música latina bailable que popularizó Selena Quintanilla a principios de los noventa en Estados Unidos y ahí se puede entender la nueva transformación de la chilena con un sello grande detrás. 

Los resultados comerciales del disco están por verse (una artista en sello multinacional se mide por números) pero en las primeras escuchas sigue sonando plano, sin sabor, demasiado ávido y carente de buenas composiciones (muchos grandes interpretes lo asumen y piden a otros que escriban para ellos). La cantante puede hacer lo que quiera con esa voz, blues o bolero pero en este viaje a la salsa se desluce y limita. Hasta la próxima Mon.