19 jul 2010

TANGO PARA TODOS


La columna de Joe Black de este domingo en El Mercurio calificaba la ley de matrimonio homosexual en Argentina como un simple negocio para el turismo, tratando de disminuir un debate que durante años proclamaron grupos de civiles organizados y que desde hace un tiempo ha sido tema de discusión política y también un argumento de campaña electoral. Por lo que si proclamar esta ley en el país vecino atrae beneficios turísticos (como podría también serlo para abogados, analistas, profesores de tango y efecto en los votos del conglomerado oficialista) son sólo consecuencias inmediatas de una modificación legal que permite el compromiso entre las parejas hetero y homosexuales que lo deseen.


La clase política argentina, tan confusa para quienes no entendemos el neo o más y menos peronismo, cumplió con una discusión envidiable en el Congreso, mostrando preocupación por los diferentes intereses pero resguardando el respeto, pese a las amplias diferencias de criterio y opinión. Pero ninguno de los políticos argumentó que esto sería un beneficio para vender planes turísticos a homosexuales, que por cierto, desde hace años se ofrecen en las agencias como tour gay por Buenos Aires. Decir que la promulgación de esta ley no tendrá efectos en el aumento de turistas sería mentir, pero explicar que el matrimonio gay es un plan económico de Cristina Kirchner es ligero y sólo sirve para desvirtuar un debate fundamental que tiene costos bastante más profundos que unos boletos de avión.

Nadie va a perder su fe o cerrar una iglesia por esta ley, y de seguro Charly García seguirá cantando en el Luna Park aunque los homosexuales se pueden casar.  El tango siempre se ha bailado de a dos, y la reforma al artículo 2 del Código Civil (que establecía el casamiento como la unión de personas de distinto sexo) no afecta ni compromete a nadie más que a ambos “contrayentes”.Pero discusión continúa, y Argentina dio un paso al frente como en el más largo de los tangos, uno que se baila de dos, y que todos tienen derecho a bailar cuando lo deseen, está la opción y existe el derecho.