Los artistas que hoy se declaran inseguros frente a lo que va a suceder son los mismos que desde la Campaña del No han hecho el lobby artístico de la Concertación, y desde ahora no son más ni menos talentosos que lo que fueron hasta antes del 17 de enero, de hecho no son más ni menos influyentes que lo que han podido ser en 20 años, protagonizando telenovelas para entretener a las mismas señoras que ahora votan por Piñera, que compran en la multitienda que promociona Claudia Di Girolamo y consultan en la Caja de Compensación que presenta Héctor Noguera.
Los actores, músicos, artistas en campaña son culpables también de esta derrota electoral de la Concertación, porque salvo honrosas excepciones, durante estos 20 años de democracia se han acomodado en un sistema del que si bien pueden ser críticos, también son su rostro más visible. Y tantos años hablando mal de la Bolocco y por mucho menos plata que la ex Miss Universo le hacen campaña al retail.
A veces durante la franja de televisión de las campañas no sabía si estaba viendo un discurso político o un comercial de Almacenes Paris. Se me confunden las figuras, o ¿será que Claudia Di Girolamo es tan buena actriz que es muy versátil y puede interpretar muchos ideales al mismo tiempo?
Por eso venir a hablar a nombre de los artistas de Chile o de la Cultura chilena me parece de una patudes gigante, porque qué tienen que ver creadores, artesanos, folcloristas, artistas callejeros y gente que lucha por recuperar su patrimonio con el tipo de arte que se hace en televisión y que suena en la radio. No se trata de comparar qué es más o menos artístico, como lo hizo el actor Francisco Reyes "los artistas por Frei superan en calidad y cantidad a los piñeristas" (Cooperativa.cl), pero hablar en nombre de un concepto que va más allá de lo que alcanzamos a reconocer como cultura me parece una falta de respeto para quienes el arte es más que un trabajo para escalar socialmente, como ha ocurrido con la mayoría de los actores de televisión y músicos que han participado activamente en campañas del gobierno, que suelen pronunciar su discurso "en nombre de los artistas".
Y empezar a hacer una definición en cuanto a calidad entre los rostros en la campaña de Frei y los que adhirieron a la campaña de Piñera es pasarse 20 años más viendo qué fue los artistas del "No" y dónde quedaron los del "Si". Pero aunque nos cueste asumir, cualquiera de los rostros de la campaña de derecha tiene más credibilidad a esta altura que, por ejemplo, un rockero que en 20 años de transición también se ha vestido de bailarín, animador, digirinte sindicial, candidato parlamentario y escritor para que no lo olvidemos (ni vale la pena nombrarlo).
Recuerdo los intentos de Lavín como Alcalde de Santiago llevando bandas a las plazas de la comuna recibiendo de vuelta los cuestionamientos de los grupos contratados en pleno show (los olvidados Canal Magdalena por ejemplo). Y Labbé en Providencia, que se aburrió de contratar bandas de rock para que le tirarán puteadas desde el escenario (Gondwana con Quique Neira en el micrófono), y pese a eso es la comuna del país que más derechos de autor reporta a la SCD con actividades musicales. Así que no sé qué tan ajena es la relación entre la Derecha política y los músicos que participan en campañas de la Concertación y de izquierda que temen al aislamiento cultural. Quizás hay más desconocimiento de qué bandas o artistas son lo que la gente escucha y le gustaría ver, pero eso sucede en todo ámbito donde las decisiones las toma gente que tiene más de 50 años y existe burocracia institucional detrás.
De todos modos los artistas de trayectoria, con historia propia, repertorio, éxito o popularidad como se prefiera denominar persisten por sobre los intereses partidistas, Antonio Zabaleta de la campaña del "Si" nunca ha dejado de hacer conciertos y llenar teatros, pese a que le TV y las radios no lo consideran. Los Jaivas son una de las bandas chilenas de mayor actividad en vivo contratados por alcaldes de todas las tendencias, asi como también Myriam Hernández, entre otros. Por lo que los buenos, los apasionados, los de verdad van a seguir dando su visión del arte y haciendo su trabajo igual. Lo que pasa es que acá hay mucho acomodado en círculos de poder político que va a perder influencia y tendrá que esforzarse más para validar su talento.
Por ejemplo, desde 1999 el gobierno de la Concertación ha entregado el Premio Presidente de la República (en categorías: Música Popular, Música Selecta o Docta, Música de Raíz Folclórica y Tradición oral). En categoría popular lo han obtenido Pablo Herrera, Palmenia Pizarro, Inti-Illimani, Vicente Bianchi, Los Jaivas, Valentín Trujillo, Tommy Rey, Congreso, Los Tres, Manuel Garcia y Chancho en Piedra. Espero que en los próximos 4 años y bajo ese criterio lo reciban: Cecilia, Joe Vasconcellos, Zalo Reyes y Buddy Richard. Así como también espero mayor presencia y participación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) en la creación de una red de escenarios, plataformas y centros artísticos que en conjunto puedan producir un movimiento visible, organizado y pluralista de actividades en regiones y la capital. Eventos, actividades gratuitas que no se evalúen según el número de asistentes sino por la factibilidad de acceso, representatividad y reconocimiento para un mundo cultural mucho más diverso que el que la TV y las campañas políticas muestran.
La derecha tiene la opción de abrirse a nuevos nombres y de abrir el pozo cultural que se ha mantenido en los últimos años, pero también debe recuperar el tiempo pérdido y encontrar un vínculo profesional, social y humano con aquellas históricas figuras de las artes, la música, el teatro chileno que fueron exiliados, violentados, censurados, aislados y amenazados por su sector. Pero también que ojalá que aquellos rostros visibles del arte y la cultura que están haciendo campañas publicitarias y participaron activamente en la franja de la Concertación sepan tomar esta vez una postura artística en todo esto, por el bien de todos esos desconocidos o poco reconocibles creadores, interpretes y autores que han dicho representar. Es ahora donde les toca hacer una campaña de verdad.