Las cifras son claras, la venta de CD´s en USA se redujo casí en un 50% en los últimos 5 años. Y en España las ventas han disminuido en 64% desde el primer año de la década. Los sellos multinacionales pierden participación en el mercado global de la música, y no sólo por un asunto de cifras, es real también que los nuevos grandes talentos no requieren ni dependen de ellos para sumarse a las listas musicales del nuevo mundo. Ya no existen los A&R (Artistas y Repertorio) que en décadas pasadas ofertaban contratos millonarios y prometían enorme éxito, hoy la decisión es mucho más democrática -y es una de las ventajas del universo Internet- donde lo que más produce, vende, moviliza e interesa es lo que la gente quiere y está dispuesta a escuchar. El principal temor de los sellos multinacionales vigentes es que ya cada vez tienen menos discos que promocionar y que pueden vender, considerando que los artistas clásicos ya están muertos o a punto de jubilar la única opción es la reedición masterizada y digipack de obras clásicas y grandes éxitos de la década noventa. Los sellos no están en condiciones de firmar ni proyectar nuevos artistas para el futuro, la oferta de negocio es cada vez menor -y es por eso que ahora firman contratos con participación en la venta de tickets- y no hay fondo para la inversión que significa grabar, producir y promocionar a un artista emergente. Pero lo positivo es que los buenos y más creativos nuevos músicos no necesitan de los sellos ni menos de sus estrategias de marketing dictadas el año '94 después que se murió Cobain.
En Chile, los pocos que se mantienen en esa industria son los mismos que negociaron los grandes y mejores presupuestos de la década de oro, los noventa, pero que ahora viven en la desesperación de salvar su trabajo y el escritorio antes de la próxima disminución de personal (en considerable baja en los últimos años en los sellos EMI, Universal, Warner , Sony/Bmg y Feria). Pero en serio, el principal problema de los sellos es la mentalidad, arribista y acaparadora, tratando de imponer fallidos hits radiales y vender a artistas empaquetados desde España o con factura Televisa. Eso ya fué, y el Festival de Viña los compró, pero ya es tiempo que "se abrán las grandes Alamedas" y empiecen a sonar los músicos libres.
La apuesta está hecha, quién llega primero al próximo balance. Yo voy por los buenos, los artistas de verdad, los creativos y los apasionados. Los otros seguirán comiendo en El Liguria con factura de la compañia hasta que el jefe les diga lo contrario.