Qué insignificante soy, estoy rodeado de 30 mil personas viendo a la mejor banda del planeta y no encuentro el modo de agradecer el espectáculo que estoy presenciando. De nada sirve aplaudir y cualquier cosa que pueda decir no va a cambiar el recuerdo ni la historia de lo que fueron los dos conciertos de Radiohead en Chile.
Intento describir por un momento lo que es Radiohead en vivo sin embargo no tengo una sola conclusión ni tantos sinónimos para algo que se acerca a la perfección pero que es también un show tremendamente emocionante.
Durante más de dos horas Tom Yorke transforma su voz en un instrumento incalculable, una llama de versos y flexiones vocales que se impone sobre una inmejorable instrumentación. En el grupo hay rigurosidad, experiencia pero también mucho sentimiento. Cada canción es un nuevo momento y cada emoción un nuevo escenario.
Después de ver a una banda como Radiohead en vivo todo lo que puedo hacer es volver a casa y dejar de pensar en todo aquello que no es cierto. La verdad es que tanto Tom Yorke como sus compañeros de banda y yo somos solo unos seres humanos, pero que esta noche coincidimos en un mismo lugar para comunicarnos a través de la música. Yo soy sólo uno más entre muchos miles presentes, pero lo que ví en ese escenario fue tan mío como de todos quienes pudimos apreciar la magnitud de un espectáculo único e intransferible.
Me quedo sin argumentos, Radiohead es una gran banda y yo sólo un ser humano.