La diferencia entre una buena cantante y una regular es que la primera no necesita lo que para la segunda es fundamental para reemplazar sus limitancias. Cyndi Lauper no usa pantallas ni un sofisticado juego de luces, de hecho podría subir sin banda y a nadie le habría importado. Ante más de 4 mil personas la interprete demostró que su voz sigue siendo su principal argumento y el único sustento del espectáculo. La primera mitad de concierto estuvo dedicada a sus nuevas composiciones, simples y monótonas, donde Lauper salva por personalidad y desplante, pasando incluso por sobre las fallas técnicas del sonido. Pero todo cambia, mejora y se válida cuando ella canta clásicos como "I Drove All Night" y "Girls Just Want to Have Fun". La única voz autorizada para revivir su repertorio, injustamente etiquetado en la generación del recuerdo.
Hora y media de presentación y un segundo bis, Cyndi Lauper regresa al escenario y presenta una íntima versión de "True Colors" para un emocionante final.
Mientras algunas artistas del pop ochentero se pasan el día pensando coreografías y pirotecnia audiovisual, las grandes cantantes perfeccionan su voz hasta alcanzar la madurez musical. Cyndi Lauper camino a la plenitud expulsando de su garganta un pop que en 25 años se ha vuelto, cada vez más, perdurable e inspirador.
Mientras algunas artistas del pop ochentero se pasan el día pensando coreografías y pirotecnia audiovisual, las grandes cantantes perfeccionan su voz hasta alcanzar la madurez musical. Cyndi Lauper camino a la plenitud expulsando de su garganta un pop que en 25 años se ha vuelto, cada vez más, perdurable e inspirador.