Probablemente desde Kratwerk que no se veía tan espectacular diseño audiovisual en Santiago. Envidiable hasta para Bono, que al igual que NIN tiene muchos fans (¿de derechas?) a los que no les interesa su postura política cuando usa la imagen de Bush y el candidato McCain en pantalla, un argumento que hasta Madonna incluye en su tour. Entre sus fans, seguidores también de Metallica, Bauhaus, My Blody Valentine y The Beatles, Reznor es todo un popstar.
Un show que fue de menos a más y finalizó con absoluto esplendor. En las apariencias Nine Inch Nails tiene mucho rock y furia, pero al juzgar por el resultado su show tiene tanto profesionalismo y cultura pop como otros grandes íconos de la música contemporánea. Y esto está muy lejos de aquella etiqueta de "rock alternativo", él es un músico popular que a 20 años de su primer álbum rejuvenece como las flamantes estrellas del pop.
Desde el infierno hasta el infinito, NIN aparenta y se parece a los grandes cometas dentro de un universo propio de rock y estallidos. Memorable presentación.
Foto: Diario El Mercurio, y el comentario de Marcelo Contreras.