7 dic 2007

Lo absurdo de lo Kitsch


Las etiquetas en la definición musical, ya sea desde el periodismo o por ejes comerciales, siempre ha sido necesaria para presentar ciertos antecedentes en torno a un trabajo u nuevo producto. Para describir lo que suena se utilizan ciertas referencias o términos que ayuden a hacer más visible algo que quizás aún no conocemos o tal vez nos pueda interesar por sus similitudes. Pero en esa misma cadena de etiquetas musicales como Onda Disco, Grunge, Electro pop, Tecno, Alternativa, Canción Romantica o indie rock, ha crecido comercialmente una de las redefiniciones menos claras y más injustas de la música popular: Kitsch.
Según define Wikipedia Kitsch se refiere a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o mal gusto. La argumentación puede ser más amplia de lo que se cree, sin embargo el suceso comercial de las Fiestas Kitsch (desde discoteque Blondie a principios de los noventa) abre el debate cuando en sus carteles coinciden nombres que si responden a la definición de lo excesivo, colorido y popular como Yuri, Gerardo o Pandora con marcas universales de talento como Michael Jackson, Sandro o Gipsy Kings, que a mi parece nada tienen que ver con la falta de talento y buen humor de René de la Vega, Fey y Lucero.
Hay música de los 80's que me recuerda al colegio, la niñez, a la vieja cocina y la cera barata. Pablito Ruiz, el infante Luis Miguel, Camilo Sesto, José Luis Perales, Myriam Hernández, Ana Gabriel, Manolo Galvan y el inmenso Leonardo Favio. De los noventa el pop de teleseries, el euro dance y los hits de bandas adolescentes. Pero en la edición pasada de Kitsch, con Supernova en vivo, me detuve a ver la cantiad de música que se mezcla en pantalla y no pude hacer coincidir canciones tan bién producidas y tan bién tocadas como las de Michael Jackson o Gipsy Kings.
Este es el tipo de etiquetas que pierden propiedad cuando la ambición comercial de algunos mal gasta el concepto e intenta abarcar más de lo debido. Y hay canciones y talentos que no merecen ser catalogadas o sepultadas en eventos donde el primer objetivo es burlarse del ridiculo que pudimos haber hecho en el pasado. Pero hay que tener cuidado y respeto, y en este caso creo que esta gente más que repercutir la memoria esta desvalorizando parte de nuestra historia.