3 oct 2007

¿Trabajamos hoy?

No hay nada peor que darse cuenta que uno trabaja y compite con la mediocridad. Si bien el mercado de las comunicaciones en Chile siempre ha sido restringido, manipulado y articulado bajo las convicciones de ciertas cúpulas editoriales, el formato actual vive una de sus peores crisis en términos creativos, intelectuales y libre competencia. La obsesión por la noticia por sobre el contenido hace que a diario encontremos grandes titulares pero 40 centímetros de párrafos sin mayor peso, opinión y ni mucha rigurosidad, en algunos casos. La noticia pierde valor cada vez que se imprime otro “Negocian” o “Se supone que”. Es preocupante también el hecho de que muchos de los artículos publicados a veces sean copiados textualmente de los comunicados redactados desde una agencia internacional. Sin más investigación, sin buscar nuevas versiones, testimonios o plantear algo diferente a lo ya dicho, algunos influyentes medios en circulación pierden millonarios centímetros en textos que sólo sirven para salvar la tarde laboral, y que no influyen ni representan mayormente a los involucrados. Hay un problema editorial quizás, o puede ser la ausencia de un jefe que sea capaz de exigir y proyectar a sus periodistas. Tal vez es la comodidad de algunos profesionales que sin mayor preocupación que mirar el reloj intentan salvar su sueldo con investigaciones menores y mínima reflexión. No hay apuesta, riesgo, búsqueda, interés y valor por lo que se esta haciendo. Pareciera que no todos tienen conciencia de la importancia que puede llegar a tener un buen artículo o una gran crítica en medios como un diario o una prestigiosa revista. Existe también un nuevo fenómeno, a falta de medios que publiquen, algunas empresas están contratando a periodistas que ejercen desde consorcios editoriales con el fin de capturar pautas. Yo no sé qué les enseñan a algunos en la universidad, pero hay algo que es la ética, y esto hasta a mí (que no soy periodista) me parece cuestionable. Dudo que alguien que emita boletas para X empresa pueda criticar mal un disco de esa etiqueta. Cuestiono cada vez que leo notas firmadas por los amigos de los protagonistas y más si en cada nueva nota aparecen los mismos proyectos, sellos y amigos de siempre. Vea usted la nota que escribió un conocido escritor sobre una película, en la que firma como productor, para una importante revista. La misma publicación donde su debut cinematográfico fue evaluado con categoría de clásico por otro amigo personal del mismo. Elementos que sirven para graficar el trágico estado por el cual atraviesa el segmento Cultura y Espectáculos en la prensa local es que TVN insiste con una nueva temporada de Rojo y que Eva Gómez es la animadora “juvenil” del momento. Esto es lo que produce la falta de contenido, de ideas y sustancia en el periodismo escrito. Incluso la farándula es monótona y carece de riesgos, salvo pequeños acontecimientos aún no hay destape real de la crueldad que puede llegar a ser un medio que depende de las falencias de los famosos. Cuando se atrevan con la vida íntima y juzguen con la maligna moral que funciona Chile, ahí recién podemos comenzar a preocuparnos de la realidad de algunos famosos, porque hasta ahora sólo esto es un circo con muchos payasos, pero todavía faltan los animales, las princesas y el domador. Pero eso no es lo que preocupa, el problema viene desde aquellos medios de los cuales deberíamos esperar más que lo que están imprimiendo. A diario vemos como se pierden espacios con notas culturalmente inofensivas. Y lo triste es que hasta la pauta de gobierno se hace a partir de lo que los diarios editan y publican como noticia. Por eso en la TV la juventud es Nelson Pacheco, los homosexuales son Jordi Castell, las lesbianas de verdad no existen, las mejores fotos las hace una socialité y el rock chileno son canciones de “peo”, “poto” y “borracheras”. La irresponsabilidad de algunos que trabajan en base a rumores impide o bloquea la apertura de nuevas pautas, aunque ninguna de estas dos opciones debiera ser argumento para no pensar y reflexionar un poco más sobre el significado y relevancia de lo que se escribe. Estamos en una etapa de mucho ejercicio cultural a través de la exploración digital. Nuevas canciones, grabados, fotografías, arte que se moviliza en tan sólo segundos de un continente a otro. La utilización de nuevas herramientas gratuitas que favorecen la proyección de nuevos proyectos y creadores emergentes impone nuevos códigos de comunicación por lo tanto los medios no sólo deben adaptarse sino que además participar del libre movimiento ideológico que se produce en el universo online. Hay una búsqueda permanente de los usuarios, y la prensa local se esta quedando atrás proponiendo a los mismos personajes que hace 20 años. ¿Alguien puede dudar que existen nuevos jóvenes brillantes escribiendo, componiendo, tocando, actuando, danzando, discutiendo, proponiendo? Creo firmemente en la segmentación de pautas de algunos medios especializados, es la formula que ha aplicado y funciona en Rockaxis y Super45. Pero esos medios que por discurso prometen rock y luego pautean a Dina Gómez sólo pierden credibilidad y terminan por extinguirse. Me da pena tener que generalizar, pero aún somos un mercado deficiente. Tenemos el titular, pero todavía faltan las ideas. Entonces las buenas intensiones aún no son suficientes. Quienes trabajamos en esto debemos tomar distancia de vez en cuando y ser capaces de analizar lo que estamos haciendo, qué y cuanto hay que mejorar, qué falta y hacía dónde va todo esto que trabajamos hoy.
Se supone que todos tenemos un rol en la vida, y no me refiero a misiones biblicas, sino que en la capacidad que tenemos de aportar a nuestro entorno sin dejar de ser buenos con nosotros mismos. Podemos nadar y ganarle a la corriente pero para llegar al otro lado, hay que remar y seguir remando, y lo más importante, saber hacia dónde queremos llegar.
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