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La cosa es un poco así; Te ofrezco actuar en nuestra campaña y pago ''un poco menos'' pero cuando ganemos financiamos el disco con un FONDART y contratamos para la gira de conciertos que vamos a hacer en el verano. Además vamos a imponer por ley que te toquen en las radios y en la nueva de ley de música vamos a obligar a productoras contratar teloneros nacionales para los shows extranjeros y te pueden salir más pitutos. Tú solo te prestas para la campaña ''No te preocupis, después nadie se acuerda''. Negocio redondo.
La actual Ministra de Cultura Claudia Barattini y su cultura de la imposición solo comparable a la generación Chacarillas (versión 2014).
El problema de la promoción cultural en Chile es que sigue siendo un negocio más, con el mismo lobby, comités, intereses creados y perspectiva numérica (1000 conciertos, más de un millón de personas) sin más sentido que llenar planillas acomodando a los que colaboraron durante la última campaña. Mientras sigan pensando que la cultura es repartir eventos gratuitos por las playas y financiar radios online de música chilena que muy pocos escuchan el estado actual de lo que buscan proponer como música chilena seguirá donde mismo; Mucho show y poco que valorar.