La Media Pista es el nuevo centro de encuentras de El Medio Blog de Angélica Bulnes. Espacio recientemente inaugurado con la siguiente pregunta ¿En qué has cambiado de opinión en el último tiempo?
En verdad me he pasado minutos buscando una respuesta. Pienso en lo poco que le creo a Bachelet, pero recuerdo que desde que voté por ella que deje de creerle. También pienso en lo que significó la recaída de mi madre en febrero pasado, lo mal que lo pasé y cuánto afectó eso la relación que mantengo ahora con mi familia. Reconozco que he cambiado de opinión varias veces en varios aspectos, y que tengo más contradicciones de las que quisiera, como que no debería votar por la Derecha en las próximas elecciones y sin embargo, lo haré, en castigo a la falta de raciocinio de mucha gente que trabaja actualmente en La Moneda, o que Los Bunkers son la mejor banda de pop rock popular del Chile actual (aunque tampoco hay donde mucho elegir). Pero ese es otro tema, porque por ahora trato de resolver la incógnita que me dejo la pregunta de Angélica Bulnes. ¿En qué has cambiado de opinión en el último tiempo?
Jorge Drexler dice "Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma". Escucho y mientras resuelvo Rosario Mena canta "Todo lo que me diste nunca lo olvidare, cuando toques mi puerta te sabre reconocer. Todo se transforma y nada desaparece".
Creo que ya tengo la respuesta. He cambiado de opinión respecto a algunas relaciones personales y en particular de algunas personas que me han vuelto a decepcionar. A veces es difícil darse cuenta de que un universo tan agitado como el que vivimos, todos somos seres expuestos y frágiles que giramos a una velocidad incalculable para los calendarios y economías. Y muchos factores hacen que los minutos, las prioridades, los intereses y motivaciones cambien o se trasladen, por lo que sin querer he visto partir (o tal vez fuí yo él que se fue) a algunos viejos amigos hasta otros ejes emocionales, y ahora los juzgo y me cuestiono todo aquello que fue pasado y pregunto por todo eso que falto. Para ser más honesto, creo que he cambiado mi opinión sobre las relaciones interpersonales, lo que creí en algún momento que erán y que de las que ahora desconfío tanto. Ni siquiera en la adolescencia tuve tantas dudas como ahora. Y a los 27 soy menos optimista y más crítico que antes, cuando todo parecía más fácil y predecible. En las últimas semanas he cambiado un par de definiciones y estoy en pleno proceso de redifinición de muchas ideas y emociones que rebotan en mi habitación. Por suerte, y para mi desgracia, tengo bastante tiempo para discutir y reafimar todo esto nuevamente.
Escribo todo esto mientras escucho a R K Benedict, una cantautora de la que no sé mucho pero que me suena como a los mejores momentos de la Joni Mitchell. Y en mi agenda, un nuevo cambio de casa y un viaje lejós de Chile para los próximos meses. Y mientras comienzo a embalar, dejo fuera los discos de Drexler, de las Mena y el nuevo de Portishead recién copiado, que está más que recomendable. Y me voy a dormir con una cosa muy clara, el gusto por la música, y como hace 20 o 10 años atrás sigo alimentandome de canciones. Y aunque la música se transforma, nunca desaparece, como la verdadera amistad y las promesas. Y esta noche me prometo, escuchando a Morrisey, que algún día volvere a creer en la amistad y tal vez, logre transformar lo que siento por él (El Hombre que Yo Amo) y me deje de cambiar tanto, aunque sea por un tiempo, y aprenda a validar todos aquellos instantes y espacios que hemos perdido.
He cambiado de opinión y espero seguir haciendolo, hasta que alguien me demuestre totalmente lo contrario.