18 feb 2010

FOLK CHILENO: SOMOS TODOS COMO AMIGOS

Manuel García, Nano Stern y Camila Moreno juntos en el Festival del Huaso de Olmué (febrero 2010)
Los egos, la competencia, el éxito y las sobredosis son algunas de las causas por la que en el Rock Chileno existe tan poca colaboración, intercambio artístico y no se distingue un movimiento mayor de las bandas. Entonces sólo brillan los que pueden pero que en un gran universo de información sólo parecen luces aisladas en la actualidad. Eso con las bandas de rock, pop y hasta los baladistas románticos, con la excepción de un llamativo movimiento de solistas que desde Myspace han generado un interesante grupo de colaboradores que, finalmente, todo lo que ha hecho es potenciarse.
Puede ser que el hecho de que la generación de Camila Moreno, Javier Barria, Gepe, Chinoy, Pascuala Ilabaca, Nano Stern, Fernando Milagros ( y más recientes como Diego Peralta, Natalia Molina, Rocío Peña) empezó a hacer música sin sello, directores artísticos y managers que puedan haber viciado sus relaciones artísticas, como si ocurrió con la generación anterior de bandas donde se peleaban hasta por quién tenía más presupuesto para hacer un video o para ir a grabar al extranjero. Los nuevos solistas salieron de Myspace, hicieron sus vinculos a través de la música que llevo a generar un grupo de cantautores que de colaboración e intercambio pasaron a convertirse en el sonido más visible de la Nueva Canción de Autor a la chilena.
Con más o menos atributos el 'movimiento' (donde Manuel García, Rosario Mena y Leo Quinteros son aventajados en la composición) ha conseguido la atención de los medios de comunicación por lo que rápidamente sus propuestas han ido ganando un nombre y peso en el actual panorama musical. Algo que hasta hace unos años parecía imposible, lo que levanta la tesis de la 'Unión hace la Fuerza'. Lo saben las bandas Algo Records (Guiso, The Ganjas, Perrosky) y los eventos producidos por el sello QuemaSuCabeza (Gepe, Javiera Mena, Congelador) en el margen indie capitalino.
Por eso el ejercicio de La Cumbre del Rock (2007 y 2009) fue demostrar de que hay mucho más de 5 bandas activas con más o menos popularidad pero que pueden enfrentar con éxito públicos mucho más amplios de lo acostumbrado. Eso fue un llamado de atención para los medios y un recordatorio para los asistentes que finalmente se enteraron en ese momento que conocían mucha más música chilena que la que fueron a escuchar. Pero qué sucede después, las bandas vuelven a sus salas de ensayo y continúan con sus presentaciones en vivo, pero lejos de la hermandad, unión y fuerza que se pretende generar en eventos donde el titular es la música chilena.
En general hay poca solidaridad, colaboración, intercambio y bastante envidia. Es reconocida la mala onda que existe entre algunos de los grupos más reconocidos del rock chileno, un género que es mucho más amplio que lo parece pero que también considera a las bandas más llamativas que han surgido en los últimos 20 años de música en Chile. Incluso las mujeres del pop rock (Francisca Valenzuela, Nicole, Javiera Parra, Denisse Malebrán, Ana Tijoux) han sido mucho más atrevidas y de vez en cuando se les ve colaborando unas con otras, pero hay bandas que son imposibles de juntar. Por eso la realidad y el éxito de cada uno de estos grupos es visto con distancia y como aciertos esporádicos.
Pero no en esas reuniones o himnos que se hacen por plata o por figurar en un escenario con grandes estrellas españolas dando codazos.
La nueva generación de cantautores, que incomodan a algunos músicos porque figuran más en la prensa, ha dado una importante señal de unidad, artística que por cierto ha permitido ampliar su llegada a nuevos públicos y mejores presupuestos. Concentraron la atención, y con más o menos peso musical, han conseguido lo que otros tardan una vida.