30 ago 2009

VENDER MI PAUTA

Un anónimo me aseguró en un foro que se paga a los medios por las notas publicadas en los diarios. Con toda responsabilidad, según mis presupuestos y experiencia jamás un artista nacional podría pagar los centímetros que cuesta un espacio en los medios de papel, al menos no conozco músico chileno que pueda comprar pauta y tampoco un medio que me haya ofrecido pagar por una entrevista. Y para ser claro la única vez que alguien me ofreció dinero fue un periodista de la productora de Rodrigo Danus que quería las fotos del supuesto matrimonio de Nicole y Sergio Lagos, algo que de haber ocurrido tampoco sería mi negocio. Entonces lo que se puede leer en revistas y diarios no es más que información que de una u otra manera es material, noticia o espacio para un medio, auspicios y lectores. Pero quizás no muchos saben que detrás de cada nota no solo hay un protagonista y un periodista que la escribe, también hay fuentes cercanas, una plana editorial, un editor, relaciones públicas, intereses y más interesados. Es cierto, hay muchos acuerdos que se cierran en las oficinas de marketing y muchas órdenes que llegan desde la plana editorial que los periodistas deben acatar como lo que seguramente debió suceder con la nota que diario El Mercurio publicó de Los Huasos Quincheros (en ninguna línea aparece un factor noticioso que la justifique) entonces queda la duda de cómo siguen pasando este tipo de cosas que no es muy distinto al tipo de periodismo que se imprimió en la década de los 80’s. Detrás de cada nota hay gestión, llamados, acuerdos, periodismo, publicidad, marketing y una editorial.

Lo de Los Quincheros en El Mercurio son algunas notas que no se entienden y permiten la duda, y es casi tan inútil como el resumen de los capítulos de “Dónde Esta Elisa” que imprimen a diario en LUN y Publimetro. Una industria como la televisión además de publicidad necesita de prensa pero cómo es posible que los capítulos de una serie de ficción sean la noticia más importante del día en un país que necesita de mejor educación y medios más diversos entre otras necesidades que algunos están interesados en no plantear. Y si se discute lo que ocurre en las páginas de Espectáculos, por qué ningún medio cuestiona los resultados de los premios Altazor y sólo se limita a informar lo que sucede en la ceremonia de premiación cada año sin conocer ni la mitad de las obras galardonadas, o que se fiscalice qué ocurre con los proyectos que el Estado financia a través de los fondos concursables, como pagarle una gira y un disco nuevo a un artista que desde que inicio carrera solista depende de los derechos de autor que su ex grupo reporta y que probablemente poco importa si sigue o no en la música.

Si es o no noticia depende de quien la escribe y para quien la lea, el punto está en hacer que la información que se imprime sea lo más cercana posible a la realidad y que ese contenido tenga alguna u que otra representatividad, pero injustamente en este país se le ha dado espacio, crédito e importancia a un montón de personajes que sólo se representan asi mismos y su ego, o a su Club de Toby periodístico que le avala los libros, película, videos clips y han sobredimensionado sus columnas de opinión.

La credibilidad de un medio no la da el tipo de notas sino el periodismo que se hace, y yo no voy a dejar de leer El Mercurio después de ver El Diario de Agustín, porque si de credibilidad se trata no habría que abrir ningún diario chileno. Para informase hay un montón de otros medios como la experiencia y el compartir con otros, la prensa no hace más que fotografiar y hacer titulares en torno a algo que quieren convertir en noticia. No vale la pena y tampoco creo que alguien tenga dinero para estar comprando centímetros en páginas donde la Bolocco es tan “artista” como Madonna.

Los Huasos Quincheros tal vez no les importan a muchos mientras que para otros representan uno de los sonidos más nefastos que se conocen de la música chilena, no precisamente porque sean malas composiciones o músicos sin talento, sino porque fueron el canto de una estrategia comunicacional de la Cultura Pinochetista, y si El Mercurio en el 2009 les quiere seguir dando espacio es su condición y el riesgo de tirar por la borda el tipo de objetividad que han querido ganarse en los años de democracia. Aunque este país tiene poca memoria y un artículo no le cambia la vida a nadie, salvo quizás a quien estudio periodismo en la Universidad porque tenía objetivos y termina redactando lo que otros quieren.

Durante los últimos 5 años me he dedicado a difundir y ofrecer contenidos musicales a los medios de comunicación, y siempre van a existir proyectos más difíciles que otros pero creo que todos merecen su tiempo y un espacio. Pero no dejo de sorprenderme con muchas de las notas que se publican como “noticia”, porque ya le leí hace semana en El País o porque simplemente no me parece noticia todo lo que titulan. Por eso jamás veo Teletrece ni 24Horas completo, ni menos leo La Nación o Las Últimas Noticias, creo que hay muchas mejores cosas que leer en Twitter o hacer en la cama junto a mi novio.

¿Por qué todos los días los noticieros de TV tienen los mismos titulares y la misma pauta de discusión con los candidatos? No es precisamente porque se pongan de acuerdo ni porque el mismo comando controle todo lo que se dice, se debe a que los todos los editores son de una misma generación y probablemente la misma escuela, por lo que es fácil entender que el origen está en la mirada y el enfoque que aprendieron y les dieron a deducir.

Detrás de cada información que se lee existen más intereses y deberes de los que pensamos, el punto está en nunca perder el factor duda, y el ejemplo más cercano; El caso de las farmacias y cómo lo abordaron cada uno de los medios basta para saber que la independencia tiene un limite y un fondo, y que no se puede ser objetivo sin ser un objeto.

Yo no pago ni jamás pagaré por una nota, no tengo el dinero ni me sentiría cómodo haciéndolo, y si alguien lo hace no lo sé ni lo puedo comprobar pero prefiero desconfiar hasta de lo que yo puedo escribir, tarde o temprano puedo llegar a contradecirme, porque hoy puedo decir que estoy enamorado y quizás mañana no. Pero si tengo claro que no vale la pena joderse la vida por una nota aunque de eso dependa mi trabajo muchas veces. Y como todos también tengo intereses que defender pero hay valores y argumentos que me parecen más importantes, y por suerte ninguna de las personas para las que trabajo me obliga ni me los pide comprar ni vender. Me gustaría que varios de los cobardes que escriben y firman con seudónimos en Internet pudieran decir lo mismo.