29 oct 2024

El regreso de Los Tetas, viejos vinagres

Entrevista en La Tercera
¿Por qué volvieron Los Tres, Los Bunkers y casi todos los estandartes del rock chileno? Principalmente para hacer plata. El paso del tiempo favorece a la nostalgia y cualquier nombre con algún pasado que celebrar tiene algún público dispuesto a pagar por verlos, sin embargo una reunión de Los Tetas podría resultar engañosa con un par de señores cuarentones tratando de resurgir a su banda juvenil. 

 Cuando Los Tetas aparecieron a fines de 1995 con ‘Corazón de sandía’ el grupo fue toda una revelación, como un sonido fresco y nuevo, mostrando una faceta más sofisticada del rap (con la estética gangsta) y desafiando el lenguaje radial con algunos garabatos en sus temas. Rápidamente se volvieron uno de los debuts más auténticos y promisorios de su generación, con un Disco de Oro, el premio APES a la Revelación (por sobre Chancho en Piedra), nominaciones en los MTV Latino y salidas al extranjero. Sin embargo el segundo disco ‘La medicina’ (1998) no cumplió con la expectativa (menos de la mitad en ventas, bajó la difusión y críticas en contra) y en adelante todo fue a la baja. 

Los Tetas no tuvieron buen manejo, eran muy jóvenes, saliendo de la adolescencia, a los que la fama no les hizo bien. El exceso de marihuana (no sólo como temática en sus canciones), el sexo con seguidoras y el alcohol de camerinos les pasaría la cuenta. También que su compañía EMI era una pequeña sucursal ante grandes mercados como México y Argentina no tenía cifras para convencer a sus jefes en el extranjeros de apostar por un trabajo de desarrollo internacional a la altura de sus jóvenes talentos, surgiendo al mismo tiempo a nivel latinoamericano -a través de la MTV- junto a Illya Kuryaki & The Valderramas (Argentina), Los Amigos Invisibles (Venezuela) y Control Machete (México). Entonces faltó manejo interno y a nivel de gestión ejecutiva, entre su mánager y el sello, como en la mayoría de los casos de la música chilena.  

También el primer disco de Los Tetas abrió paso a las carreras de Tiro de Gracia (la primera vez de Juan Sativo en la radio) y Makiza (el debut de Ana Tijoux en las radios), mientras que sus ex-amigos de Chancho en Piedra en la llamada “Familia Chilenita del Funk” ganaban una enorme popularidad, una alianza beneficiosa en un principio pero que en un par de años se transformó en una rivalidad y antes de la partida de Los Tetas a México los marranos ya saboreaban su triunfo. "Es que nunca fue una batalla. Cristián Moraga, el Cee-Funk, siempre andaba pelando en las entrevistas. Después te veía y te saludaba, no te decía nada en la cara. Si es que estai con el bichito ahí, al final el bicho te termina comiendo" diría Pablo Ilabaca a la Rolling Stone.   

Y en el 2004 el grupo se separó después de cuatro discos sin mucho más que decir, musicalmente agotados. "Al comienzo éramos todos amigos, una familia, pero terminamos como una orquesta de la tele donde los músicos son sólo compañeros de trabajo. Me sentía un poco así" declaró Cee-Funk en Rolling Stone. Y la misma revista su colega Pablo Ilabaca comentaba "Los Tetas hablaban puras weas….. Quizás Los Tetas nunca fueron una banda cohesionada. Yo creo que cagaron porque no sabían lo que querían. Tuvieron un mal líder”. Curiosamente años después cuando Ilabaca abandonó el grupo en el 2018 fue reemplazado por Moraga.

Moraga (único dueño de la marca registrada del grupo) empezó una carrera solista y sus ex-compañeros se reunían bajo el seudónimo de Funk Attack para ofrecer tocar en vivo los temas de la banda, todos con lanzamientos que tuvieron más prensa como “ex Los Tetas” que público interesado. Proyectos prescindibles que fueron abandonados tras la reunión del grupo original el año 2011 con un concierto de regreso de la formación original en el Teatro Caupolicán, lleno para la ocasión. Y después les fue bastante bien en festivales como Lollapalooza o en La Cumbre del Rock Chileno (con Mon Laferte de invitada) aunque siempre con su repertorio más recordado de los '90. 

Sin embargo el final de Los Tetas se selló el año 2017 en medio de una fuerte polémica por un conflicto personal de Camilo Castaldi (Tea-Time), acusado y procesado por violencia contra su pareja, del que sus compañeros no pudieron desligarse y terminaron cancelando actividades incluyendo un nuevo disco terminado. No supieron manejar la situación que evidenció su fragilidad como formación y la liviandad del discurso, una música de entretenimiento basada en sus principales muletillas, fiesta funk y marihuana. 

"Nosotros, los más chicos, no traemos la marca de fábrica de Pinochet. Ya pasaron 20 años, y yo no quiero estar más achacado. Ahora quiero una fiesta, que todos se olviden los rollos. Y creo que está pasando con los cabros chicos. Están haciendo respetar la forma como ellos quieren vivir para ser felices" decía Cee-Funk al suplemento Subte en 1996. Y qué injusto puede ser medirnos con lo que pensábamos en la juventud pero cuidado con inventar después que uno siempre ha tenido una posición o discurso. 

En medio del talento había mucha inmadurez, arrogancia, fuertes problemas de ego y excesos, soberbia, mucho carrete y poco contenido, con un conflicto musical interno permanente entre quienes iban hacia un sonido más funk-rock y la parte rapera de la banda (que es la que más funcionó comercialmente). El conjunto se desgastó, el trabajo internacional no funcionó y aunque sus compañeros y entorno sabían que Tea-Time tiene un temperamento descontrolado lo aguantaron porque así podían seguir haciendo shows, hasta que el personaje estalló y Los Tetas desaparecieron. 

Un estilo que a casi 30 años de su debut ha quedado anticuado, a diferencia de otros proyectos contemporáneos como Lucybell o Nicole a los que el paso del tiempo ha dado la razón, y con los Chancho en Piedra fuera de la escena (mientras los hermanos Ilabaca hacen tiempo para volver a juntar a su banda), dos integrantes originales de Los Tetas, Rulo y Cee-Funk (ya más cerca de los 50 años que los 40) anuncian que se reúnen para tocar bajo el nombre de su grupo de la juventud, sin Castaldi por supuesto por el miedo a la funa. 

Al igual que esas viejas bandas de los 80’s que mantienen la marca con uno o dos integrantes que apelan al pasado con un par de éxitos en las radios de su época. La jugosa nostalgia se puede exprimir pero como ocurre con el vinagre no siempre resulta como acompañamiento. Y con Los Tetas tengo la sensación que hay cosas que es mejor dejarlas en -esa cada vez más- lejana juventud, y que son un grupo (re) pasado en muchos sentidos.

Por @soycarreno

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