Atrás quedo la duda y los cuestionamientos, después de dos memorables jornadas de Lollapalooza Chile el evento marcará un antecedente en el modo de hacer y vivir los espectáculos musicales en nuestro pais. La barrera quedó alta porque más allá de 50 conciertos y algunas superbandas esto fue una gran experiencia.
Promesa cumplida, el evento más comentado de los últimos días se realizó con éxito y deja cuentas alegres para los involucrados. Excelente factura de producción (distribución de escenarios, zonas VIP y zonas de descanso y comida), se cumplieron los horarios a la perfección (en casi todos los casos) y el público asistente -en su gran mayoría- pudo disfrutar durante las 22 horas de actividad en Lollapalooza. Un formato que supera lo realizado hasta ahora en materia de festivales y conciertos en Chile, y queda un nuevo punto de exigencia para la producción local.
Y es cierto, algunos se quejaran porque Edward Sharpe & The Magnetic Zeros, Devendra Banhart y Cat Power se presentaron en un recinto menor (TECH Stage) que fue sobrepasado en su convocatoria y provocó un caos junto a la policía uniformada, o los cientos de turistas extranjeros afectados que debieron esperar durante horas poder canjear sus entradas. Fallas absolutamente corregibles y que todas maneras forman parte de la adrenalina de cualquier evento.
Lo mejor era encontrarse con viejos conocidos o amigos, el abrazo era más apretado que los de año nuevo. Y poco importó el calor y la contraoferta musical, todo estaba en pasarla bien.
En terminos musicales en la jornada del sábado pude escuchar la experiencia y diversidad de Cypress Hill con crudo hip-hop, el pop rock de James, un sólido Ben Harper, el folk elegante de The National y power rock de Deftones en medio de bebidas, conversaciones, sol, chicos guapos, coches y pañales de dos bebes que me acompañaban, los niños tambien tuvieron su tarde de rock y juegos en Kidzapalooza. La tarde daba para mucho más que escuchar música, tremendo sonido y mucha gente contenta, y según dicen algunos entendidos -a quienes les creo- Empire of the Sun fue toda una sorpresa.
Mientras que el día domingo pude apreciar bastante más música con los chilenos Como Asesinar a Felipes golpeando el cráneo con su sonido de hip-hop y jazz. También la española La Mala Rodriguez que además de dificultades de sonido y retrasos para su salida tuvo una presentación bastante floja y ligera para lo que nos tenía acostumbrados, a diferencia de Javiera Mena que demostró progreso con un set de hits bailables en el escenario del Arena Santiago, aunque todavía persisten debilidades vocales que en sus baladas quedan en evidencia. Y siguieron 311 con más pinta que rock, Devendra Banhart con un show superado por problemas de sonido y que sonó opacado por el calor y un recinto saturado. En cambio Chico Trujillo dio cátedra de cómo se debe vivir la música y lograron uno de los momentos más concurridos y bailables del evento (carta segura para Lollapalooza USA) y razón tiene la portada de LUN hoy. Mientras The Flaming Lips fue bastante más performance que música, al menos musicalmente poco novedosos, aunque nunca tan aburridos como Fischerspooner que se vieron favorecidos por un horario inerte y contaron con mucho más público de lo que merecían para su saturado electropop. 30 Seconds To Mars pop emo irrelevante y Jane´s Addiction hizo lo suyo y cumplió, aunque el verdadero cierre lo tenía Kanye West con sofisticado hip-hop. Pero como todo pasa por un asunto de gustos lo que para algunos fue "lo mejor" otros ni siquiera se enteraron por lo que costará definir ciertamente cuál fue el más o mejor concierto del Lollapalooza, aunque si se puede discutir cuántos dieron la sorpresa y marcaron la diferencia.
Valió la pena y el cansancio de hoy se justifica. Había que estar en Lollapalooza y las bandas que no vinieron se lo perdieron. Es Santiago la capital emergente más promisoria de Sudamérica y está todo listo para una próxima edición del festival. Lo único rudo será volver a la realidad con producciones mal organizadas y eventos donde los VIP son más importantes que la música y los fans. Por ahora Lollapalooza dejo varias lecciones y otros grandes momentos de calor, música y encuentro con los amigos, todo lo que es una experiencia. Está vez me dieron una invitación, y lo agradezco, por lo que si el próximo año no me invitan fijo que la pago.