Atrás quedaron los fenómenos y las farsas de Rojo, Fama Contra Fama, y las multinacionales están pagando su culpa. Estos mismos ejecutivos, algunos que actualmente aparecen a cargo de sellos independientes, se aprovecharon de la ansiedad e ignorancia de los entusiastas jóvenes que lograron brillar en el programa de buscatalentos ofertando proyección y falsas promesas. Lo importante era firmar, grabar y vender en el momento. En sólo meses, todos ganaron plata (el canal, productores, el productor, los sellos, managers), firmando contratos injustos para los debutantes, grabando discos baratos y regalando premios de oro y platino sin factura que los avalara.
Fue está industria la que le quitó la credibilidad e importancia al Disco de Oro, un reconocimiento que siempre fue una referencia de éxito en la industria musical. Por eso, hoy, a nadie le importa que un artista venda más de 7 mil copias en Chile (cifra actual para Oro, antes eran 15 mil) porque los sellos durante mucho tiempo le mintieron al público, periodistas y a los mismos protagonistas regalando placas de oro y platino en el recordado “Rojo” de TVN. Discos desechables.
El mismo programa, donde el animador repetía incansablemente que el espacio recuperó la confianza y el cariño por la música chilena, mientras sus mejores talentos imponían el hit de Sin Bandera “Entra en mi vida” y la colegial María José Quintanilla homenajeaba las rancheras mexicanas. Rojo no sólo le quitó valor a la música nacional, también le bajó el precio y la calidad a la música en vivo, porque mientras las bandas de verdad viajaban con equipos completos para montar un mejor show, los debutantes artistas de Rojo lo hacían con una pista y un manager que se preocupaba más de alimentar el ego que montar un buen espectáculo para su representado.
Esas jóvenes promesas de la música fueron desechadas coincidentemente con la caída del programa. Los cantantes, más reconocidos, con suerte seguirían apareciendo en TV como panelistas de farándula.
Rojo marcó hace 4 años el último peak de la industria discográfica y su última mejor sintonía. El programa de TVN sobrevive actualmente sólo porque tiene pantalla, mientras que los sellos discográficos se mantienen sólo porque aún tienen oficina. A Rojo y a los sellos ya nadie los necesita, no son negocio, no venden, menos encuentran ni producen talentos, sólo están.
El negocio en torno a la música ha cambiado, y los grandes sellos han reaccionado de manera tardía por lo que, a diferencia de antes, a nadie le importa lo que las multinacionales puedan hacer o decir. Coincidiendo con la caída del espacio de buscatalentos de TVN, donde ya nadie descubre ni busca revelaciones. Una vez más se demuestra lo que se ha dicho por décadas, siempre van a prevalecer y destacar los buenos, y por eso ya no quedan figuras de Rojo en el mercado, por lo mismo que los grandes sellos ya no tienen industria.
Pero para los buenos y los de verdad, hay mejores noticias, siempre habrán escenarios y plataformas para seguir movilizando la música, desde Internet hasta la puerta de nuestro hogares. Y aunque que quizás muchos nunca obtengan un Disco de Oro, el mejor reconocimiento estará en hacer discos perdurables para la gente y obras que validen sus propias motivaciones.