24 mar 2016

Lollapalooza 2016, cambio generacional.

Reina 2016, Marina and The Diamonds
Sexta edición, dos jornadas de música y más de 100 mil personas. Se ratifica que por sobre los nombres del Lineup y gustos generacionales que Lollapalooza es el mejor evento de la cartelera chilena. 

La primera vez de Eminen en Santiago fue en el 2016, quince años después de su peak en las listas locales pero clásicos vigentes e igualmente certeros que solo él puede representar y resultó, fue un cierre estelar la noche del sábado, preciso en perfecto hip-hop. Antes destacaron Tame Impala y el dúo electrónico Jack Ü ovacionado por el público juvenil, aunque horas antes el grupo Jungle demostró la elegancia y bienestar del accid jazz.  

Lo del grupo Eagles of Death Metal es un desafío a la tolerancia, un rock caraturizado y añejo. En tanto Albert Hammond Jr. mejoró lo de su amigo Julián Casablancas pero eso no es mucho pedir, en realidad no todo muchacho con guitarra merece tener una banda y menos un espacio como este. Mientras Of Monsters and Men demostró la carencia de ideas que se cruzaron en su último disco. Aún así los '90 no estuvieron muy bien representados por Candlebox un grupo de escala menor en la camada post grunge. 

En los nacionales; Javiera Mena estuvo bastante mejor que de costumbre pero queda la duda si se puede esperar un "siguiente nivel" en su futuro. Así Gepe logró una buena convocatoria en su horario y a ratos fue coreado de no ser por los temas de su último disco 'Estilo Libre' canciones que parece nunca terminan. 

Formidable Britanny de Alabama Shakes
La tarde del domingo bastante mejor, los argentinos Babasónicos y el grupo reggae Seed con buenas convocatorias. A la misma hora Stone Giant en un escenario más pequeño y bastante menos público mostró el mejor rock del evento, se puede ser clásico y cambiar formulas también. Algo interesante pasó con Twenty One Pilots, había público preparado y sorprendido con ellos. Pero todo esto se trataba de ver a Alabama Shakes, la banda del momento, con una cantante impresionante y un estilo con propiedad en su generación, el blues más vigente. Pero aún faltaba Noel Gallagher´s que con disco solista y clásicos de Oasis logró el primer y único coro masivo del #Lolla2016, emocionante en la versión de 'Don´t Look Banck in Anger' a pesar de su falta de empatía. 

En cambio Brandon Flowers y Florence + The Machine que apuntaban a ser protagonistas cumplieron con sus seguidores, espectáculos en grande, ambiciosos y grandilocuentes pero inofensivos e intrascendentes. Y los Mumford and Sons son un grupo de estadios en el mundo, perfectos pero carentes de originalidad.  

Denisse de Aguaturbia, total
También puntos para la sensual Marina and The Diamonds y la locura electrónica de Die Antwoord que tuvieron la injusticia de coincidir en horario con Florence. Sin tantos matices ambos son capaces de montar espectáculos atractivos y bailables. 

Por otro lado sorprendente Aguaturbia, pioneros en el rock chileno y la vigencia vocal de su cantante, un lujo. También el retorno de Bitman & Roban que supo mantener activo al público electrónico en el Movistar Arena escenario de los DJ´s bailables. 

Indudablemente el cambio generacional provocó una baja en el público y conversación entre especialistas y melómanos pero no deja de ser interesante ir a Lollapalooza y encontrar bandas que no conocíamos y que pueden ser sorprendentes, existe una diversidad amplia, de electrónica a punk rock, de funk a pop. Aunque para muchos un festival de esta magnitud debe contar con al menos tres o cuatro nombres más transversales, de magnitud popular, con clásicos como se logró con el cierre de Eminem y en el show de Gallagher´s donde se hizo la diferencia. Aunque a las nuevas generaciones poco le importa la cantidad de número 1 que arrastran los artistas y son los que están comprando el ticket y disfrutando más que nadie de este evento. La nueva generación tiene menos cargas musicales y no creció con los prejuicios que los mayores de 30 estamos debatiendo y Lollapalooza es la demostración de un cambio de folio cultural más gigante que el propio evento y sus 140 mil asistentes.