(Plaza Independencia, 2014) |
El grupo falla en su apuesta de cambio pero los fans agradecerán el intento, su sexto disco en 15 años de historia radial no consigue sorprender sin embargo incluye algunas de sus mejores canciones.
De Saloon es una marca consolidada del rock pop chileno pero su legado está en duda. La banda que emergió como promesa penquista (capital del rock) aún no logra patentar su huella en el cancionero local y a pesar de su incuestionable arrastre han sido postergados generacionalmente frente a relativos movimientos de moda. Así a fines de los 90's eran los próximos sucesores de Los Tres y a principios de siglo competían con Lucybell y Los Bunkers aunque con menor repercusión para reconocer esos avances.
Desde el 2003 De Saloon ha lanzado cinco discos de estudio que sustentan su permanencia en los escenarios como power trío, canciones de amor simples y directas en un cuerpo rock pop sólido pero que para enfrentar un sexto álbum (cuatro años después del último 'Fortaleza') pedía cambios y una evolución más clara. El reto estuvo a cargo de Marcelo Aldunate (productor de 'Acuario' de Manuel García) que propuso un sonido inspirado en la new wave y el revival tipo Interpol, pero en el resultado hay arreglos dispares y no se perciben mayores cambios en la intensión musical que ha tenido la banda en los últimos años.
Se logran búsquedas interesantes (Esperar, Virtual) pero también errores electrónicos (Domestícame, Bésame, No me Mereces). Lo más interesante del disco se produce desde la balada 'El Espacio' que ratifica el desplante del grupo en melodías más pausadas ("es más fácil cerrar mis ojos al mar fingir que ahí estabas"). Le sigue 'Nuestra Señal' con la formula pop declarada ("te paso a buscar y hablamos de amor") hasta el cierre con 'Sígueme' que reconoce la influencia de los últimos discos de Cerati en la mejor pieza de la placa.
Menos sorpresivo de lo pronosticado pero con un puñado de futuros singles para avalar los próximos pasos del trío.