14 abr 2014

¿Por qué oponerse a la ley del 20%?

El proyecto de ley que busca establecer un mínimo de 20% de  canciones chilenas en la programación musical de las radios ha provocado intensos debates sobre el rol de los medios de comunicación así como la falta de identidad y compromiso con la música hecha por chilenos, en Chile. 

1. CANTIDAD V/S CALIDAD 
930 discos nacionales se publicaron durante el año 2013 (reporta la enciclopedia musicapopular.cl) sumando todos los estilos y -en su mayoría- ediciones independientes y en sellos. Pero no necesariamente todos responden a los niveles de producción (sonido, armonía y concepto) que las radios programan. Tampoco todos esos discos fueron pensados para la radio o alguien los promueve ni los autores se esfuerzan por eso. La radio siempre ha respondido a un formato de canción (rock, pop y otros géneros) con un margen de producción y duración, norma que se puede identificar en gran parte de la música que se ha escuchado y suena, y en casos que no se considere así -el gusto es subjetivo- se trata de artistas con un contexto (trayectoria o movimiento) o canciones que trascienden naturalmente (como bandas que comenzaron sonando con un demo). Hay que ser justos no "todo lo chileno" es bueno o es particularmente interesante por ser hecho en Chile y de manera independiente, los méritos son otros. 

Chilenos más tocados primer semestre 2013 (fuente SCD)
2. RICARDO ARJONA V/S PABLO HERRERA
El último informe de la SCD (Sociedad del Derecho de Autor) dice que las 40 canciones más tocadas del último año son de artistas internacionales, y en el puesto 41 aparece el primer grupo chileno (Bailando Solo, Los Bunkers). En los primeros lugares Carlos Vives, Daddy Yankee y Daft Punk productos de factoría multinacional, pero lo que hace la diferencia es el número de emisoras controladas en la medición (125 radios de las más de mil) y la linea musical que cada una representa, y cuando se trata principalmente de emisoras tropicales la comparación de Los Bunkers con el reggaeton es injusta. 
Lo que está ley provocaría en la práctica es que de cada 10 canciones de Arjona dos sean de Pablo Herrera. La ley no obliga a programar música nueva pero haría la función de reinstalar éxitos probados que se dejaron de pasar y potenciar a los nombres más recientes ya posicionados. 

3. IMPOSICIÓN V/S FOMENTO
La ARCHI (Asociación de Radiodifusores de Chile) habla de que está ley "impone" mientras que la SCD pide "garantizar" difusión de la música nacional. Pero la definición "música chilena" no se especifica en este proyecto que regula cantidad pero no establece diversidad ni mayor contenido. Es el problema de medir la cultura por una estadística y no por su arraigo y/o representatividad. También hay diferencias sobre la cifra actual, el último informe SCD cuantifica un 11% contradiciendo el promedio entregado por el CNCA (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes) que reportó sobre un 17,26% pues si considera canciones de autores extranjeros interpretadas por chilenos, no todos covers. ¿Vamos a poner en duda sin son temas nacionales 'Cariño Malo', 'Y Volveré' o 'El Hombre que yo Amo'? ¿Y Matías Aguayo hijo del exilio que toca electrónica en Alemania apoyado con un sello europeo no es música chilena? 
Imponer un porcentaje no tiene sentido sin un contexto y garantizar difusión en radios no basta si el artista no lo refuerza (tocar en vivo, comunica sus novedades y activa su presencia en redes). El fomento del que se habla es más profundo, como devolver las clases de música a las aulas (ahora bien hechas) e implementar salas de ensayos, estudios de grabación y recintos para tocar en vivo, como programas que se han implementado en Suecia o Argentina ya que se suelen citar leyes de fomento de algunos países sin tomar en cuenta que fueron redactadas cuando la radio era el único medio de difusión y pensando en custodiar el idioma (Francia, Alemania, Brasil) así como la identidad de un sonido propio (bossa nova de Brasil o la ranchera en México) algo que acá no sucede del todo, porque incluso para los que dicen que solo la "cueca es la música chilena" los divide profundamente nuestra historia política. Algunos recordarán como imponían a Los Huasos Quincheros en una época. 

4. PATRIOTRISMO V/S LIBERTAD DE ELEGIR
"Yo no escucho música chilena pero igual estoy de acuerdo con la ley para que toquen más en las radios" dice una estudiante de periodismo en su podcast, aunque también aclara que no escucha radio. 

Algunos de los músicos más entusiastas con la campaña #másmúsicachilena tampoco escuchan radios y no saben que los tocan hasta que les llega un cheque de regalías. Porque no es que las radios no programen música chilena, solo que no los tocan a todos. Se puede ver a algunos reconocidos músicos sindicalistas pidiendo diversidad, por ellos, porque al mismo tiempo apuntan a las radios de tocar pura música impuesta por multinacionales desmerecen el trabajo que han hecho sus colegas que si suenan. Y no hay plata para "payola" como acusan ni tampoco se decide en Miami lo que tocan en Chile como alguien proclamó, por mucha que imposición que exista (la suma de publicidad, sponsors, notas en el diario) es el público el que puede elegir. Hay bandas que sonaron en radios que no llevan público, otros que nunca han sonado y convocan en sus respectivas escenas porque entendieron que la pega es más grande que un par de pasadas en una FM y crearon sus redes. También bandas valiosas y de trayectoria como Fulano, Congreso y los populares Sol y Lluvia tienen carreras completas sin promoción radial. 

"La radio impone lo que escuchas" eso quizás pudo pasar en décadas anteriores con el monopolio de los sellos y ya sabemos qué música quedó y las radios que desaparecieron. Ahora con la disposición de otros formatos la elección es bastante más amplia y el cambio de dial o plataforma está a un botón. "Sino te gusta lo que la radio toca te cambias" como sucedió con el control remoto y la televisión abierta (que tiene un mínimo de 40% de producción local) en completa baja de audiencia desde que el público accedió y emigró al cable, Netflix y Youtube. Según una encuesta ADIMARK y SCD un 90,5% de las personas quiere más música chilena en la radios (julio 2013), porcentaje similar a los que piden cultura en TV pero no la ven, y que quiere más conciertos pero gratis y lo más cerca de casa. Falso nacionalismo eso de "porque es chileno es bueno" finalmente cada uno busca y defiende solo lo que le gusta o conviene. 

Encuesta IPSOS oct-2013/enero2014 General Santiago
5. RADIO UNO V/S LAS RADIOS QUE NO TE TOCAN
¿Esto pasaría si el espacio radioeléctrico no fuera un bien público concesionado? ¿Las radios estarían obligadas a retribuir a la sociedad chilena contenidos de identidad que están relacionados a la educación y patrimonio? "Todas las ondas radiales pertenecen al Estado chileno" dice insistentemente el vocalista de Sinergia y activo militante de la causa 20%. Pero con ese argumento también se podría pensar en otro tipo de imposiciones, sin valorar que la concesión es legal y paga impuestos de los operadores y que no todos son grandes corporaciones extranjeras que instalan contenidos, a muchos les costó invertir y generar audiencia. También recordar la buena evaluación y credibilidad de la ciudadanía hacia las radios, un servicio de recepción gratuito y libre (a diferencia de Internet o el cable).

El proyecto de ley en debate establece que el porcentaje de música chilena debe ser distribuido en dos franjas de 12 horas diarias, sin poder acumular canciones en programas temáticos. Y según el cálculo de cumplimiento de este porcentaje en la planilla total de canciones las radios arriesgan multas pero no garantiza la diversidad que se proclama en la campaña #másmúsicachilena y la fiscalización queda en manos de la propia SCD, el informe de las propias fuentes emisoras. De hecho grupos y solistas que no forman parte de la SCD no están en la medición, el software no los va a reconocer. 

Pero estamos ante un subsidio de un tipo de música chilena (los artistas que suenan en radios). Las radios seguirán pagando lo mismo que facturan actualmente a la SCD (un 3% del total de sus ingresos). El director de la SCD aclara que "este proyecto no tiene incidencia alguna en los pagos de derechos de autor" pero claramente que la distribución de esos pagos variará. Recordemos que SCD es una corporación privada y es la única en su tipo, por lo tanto tiene el monopolio en gestión de derechos (así como intereses creados con los artistas de sus sellos Oveja Negra, Sello Azul  y socios del directorio, como en premios Altazor y selección de artistas para el Día de la Música y Feria Pulsar). 

La radio siempre ha difundido música chilena, incluso tras la censura que muchos recibieron desde 1973. También hasta en productos de industria como Supernova y hoy un grupo independiente como Los Vásquez, la radio apoya. Y el aporte de Radio Uno "Solo música chilena" (seis años al aire) ha sido clave en el crecimiento de algunos artistas así como en la recuperación de catalogo, aunque aún obteniendo una importante ubicación en el ranking de escucha radial (puesto número 14 en la encuesta general IPSOS) sigue siendo una radio subvencionada por el Fondo de Fomento de la Música Chilena y teniendo poca llegada a las agencias publicitarias que pagan avisos. Lanzada el 2008 por el consorcio Iberoamericana Radio (PRISA) responsables de 11 emisoras, Uno es la excepción en el dial FM (aunque de limitado alcance en Santiago y 4ta región) además de señal online ¿Es la solución al debate de música chilena en radios? No, con una radio se segmenta mucho más y esto puede ser visto como "un saludo a la bandera" del consorcio. Sin embargo radios como Corazón, Pudahuel y FMdos -pertenecientes a IARC- que están entre las más escuchadas del país si programan porcentajes importantes de canciones chilenas, que el público -por cierto- elige. Pero incluso Radio Uno, con toda su buena voluntad e iniciativa, tiene una editorial y no todo lo que les llega suena, o sonará.   

Los artistas de sellos grandes tienen la ventaja de venir con el respaldo de un comunicado, de un CD, de éxitos en sus países como precedente y un promotor que se encarga de presentarlos. La mayoría de los músicos chilenos no tienen eso, muchos porque no saben y otros porque no quieren invertir (el promotor debe vivir de algo). 

Cierto que se publican muchos discos en Chile pero la radio no tiene porque hacer caridad para programar por compasión ni tiene la misión de descubrir talentos, varios ejemplos de fenómenos tenían 10 años en la música antes de su rotación radial (Américo, Chico Trujillo, Gondwana)

Encuesta consumo cultural CNCA 2012
6. CULTURA V/S MERCADO
"Garantizar un espacio mínimo para que los músicos chilenos puedan mostrar lo que saben hacer, mostrar su talento, su excelencia" dice Don Rorro, vocalista de Sinergia. Pero el espacio mínimo y base son los recintos en vivo, con mejores condiciones de sonido y trato, algo que nadie regula (la SCD solo cobra su porcentaje de los locales). Las radios es lo que viene después, todo es un proceso.

Se defiende que este proyecto ayudará a preservar el patrimonio musical (cierto) y "la inserción de artistas nacional en el medio" (si la difusión radial no está acompañada de contenido no habrá posicionamiento). Y mientras las radios apelan a la libertad editorial (todos los medios tienen un perfil y no siempre es del todo libre) y la capacidad de elegir de sus auditores (en la práctica puede decidir cambiarse de dial) también se debe tener en cuenta que existen radios especializadas en música anglo, del recuerdo o religiosas que con esta ley tendrían que modificaciones más drásticas que el resto. Y es cierto que hay mucha música local en distintos estilos e incluso idiomas pero no todo en la calidad de lo que algunas emisoras proponen.  Algunos están esperando que la radio les solucione sus problemas de distribución, promoción, producción y fallas artísticas. 

Se apuesta a crear mercado y circulación de más artistas, fortalecer la música chilena en su conjunto y la industria que la rodea (agencias, sellos, promotores). Pero forzar a que figuras culturales adquieran mayor presencia solo por ser chilenos es injusto también para quienes no lo son y no están respaldados por un sello "grande" (esos también existen). Y promover música en base a su nacionalidad es rebuscado y poco sugerente, no es lo mismo decir "voy a buscar música brasilera" con todo un sonido auténtico y en común que tienen a buscar "música chilena" donde entra Astro, Crimimal o Patricia Maldonado ¿O haremos la distinción? 

La Unesco señala sobre diversidad cultural que las actividades, bienes y servicios culturales “deben tratarse no sólo desde una perspectiva comercial, sino como una forma de afianzar la identidad cultural donde vivimos”. Y es cierto que una sociedad como la nuestra priman los intereses comerciales pero eso no necesariamente daña el talento ni impide que las obras se trasmitan, y acusar a las radios de provocar la falta de identidad y compromiso de muchos con la música chilena es un error, muy por el contrario han creados lazos. Este desafecto trasciende intereses y tradiciones, cambios generacionales así como historias familiares y trastornos políticos. Esta ley nos distrae de una disyuntiva mucho más profunda como la ausencia de una política cultural a corto y largo plazo. Acá están defendiendo intereses particulares (músicos sindicalizados) en vez de plantear un modelo de desarrollo artístico a gran escala. 

"Queremos respaldar a los músicos, no tengo dudas del principio fundamental de la ley de tener un incentivo y garantizar la difusión y distribución de la música chilena" dijo la nueva Ministra de Cultura, Claudia Barattini. Mientras la SCD moviliza sus recursos e influencia en la postura de "los músicos" donde hasta ahora solo Fiskales Ad Hok se ha mostrado contrarios; "Que se ganen los porotos tocando en un escenario" dicen. La ARCHI creo un sitio para dar a conocer sus puntos (además de una segunda campaña radial) y la SCD en sus medios (redes, webs, una marcha por la Alameda) y el lobby político en el Congreso. 

La radio es un puente, no el trampolín, si detrás no se hace un trabajo en serio (como cualquier otro) esté porcentaje tampoco vale la pena. La Nueva Ola (60's), La Nueva Canción Chilena (60's), El Rock Chileno (90's) y hasta el Nuevo Pop Chileno (2010's) tuvieron su contexto como corrientes generacionales pero con un trabajo de posicionamiento no de imposición, tampoco con regulación que los acomodara. Hasta los grupos en el exilio con todo el peso de la censura han trascendendido y otros favorecidos de la TV de los 80's simplemente no pasaron la barrera generacional porque no tenían talento que desarrollar. 

El objetivo es bueno pero existen otros mecanismos como fondos concursables (que en otros países no tienen) y el estímulo a los locales de programar bandas en vivo,  esto de las cuotas radiales es tan inofensivo para lo que realmente se puede perfilar y proyectar. Acá hay que partir por los recursos y el acceso, seguido por la formación de audiencias y un tratamiento que produzca plataformas, escenarios y circuitos para promoción más allá de la radio. 

Todo es negocio (también quienes suenan generan más ingresos) pero los medios de comunicación tienen una responsabilidad con la difusión patrimonial de cultura y las artes que debe ser revisada. Pero esto es un determinado grupo de artistas exigiendo una causa que solo los representa a ellos y no necesariamente a quienes hasta ahora no han decidido escucharlos. 

* Roberto Carreño es promotor independiente de música chilena, desde el año 2004 ha trabajado con diversos artistas consolidados y emergentes.