3 feb 2011

El sponsor y la crisis del periodismo musical

El periodismo musical chileno está en crisis,  faltan jóvenes plumas que aporten nuevas miradas y muchas notas son comunicados de prensa reproducidos por periodistas que cuidan más a los sponsors que a su propio trabajo. Por eso la música que predomina en la prensa escrita es la que algunas marcas y grupos interesados manejan. 

Para cualquier banda salir en la prensa no debería ser tan difícil, cualquiera que tenga una propuesta, un disco o una historia interesante que contar tiene alguna oportunidad, y basta con llamar a la central del diario y autogestionarse.  Y aunque existen promotores dedicados a la difusión no todos pueden contratar un servicio de prensa que se haga responsable del trabajo (y a veces un poco de voluntad es mucho más efectiva en los resultados). 

Los medios de prensa no están limitados a publicar y desconozco si es que existe algún caso de censura para un artista o banda local. Aunque muy distinto es la indiferencia o desinterés del periodismo por ciertas escenas y nombres, ya sea por el perfil editorial y la poca repercusión que -supuestamente- tendría o simple esnobismo de quien escribe. 

El rock metal es una de las escenas más discriminadas por la prensa oficial, pese al arrastre y convicción de muchas de sus bandas. En contraposición con el pop rock, cumbia, electrónica y géneros en boga como el folk, sobrevalorado por el periodismo musical que han invertido más páginas en Chinoy que De Saloon, que claramente son uno de los grupos más populares del circuito local. 

Y peor aún es el menosprecio con la balada y con los interpretes populares. Lucho Barrios era un "viejo cebollero que escuchaban las nanas" hasta que se murió y se imprimieron tremendos homenajes para describir su legado (sin esa idiota etiqueta "kitsch").  De un momento a otro la prensa musical se puede subir al carro del reconocimiento de cualquier baladista pero siempre después de muerto. 

No se sabe de dónde viene tanto arribismo y soberbia, si Santiago no es Nueva York y Chile está muy lejos de Inglaterra. 

Y lo complicado de esto es que se puede llegar a mentir mucho, se publican medias planas para la "internacionalización" del cantante de turno, se regalan centímetros de prensa en apostar por "promesas" de la música que no pasan de un disco y se categorizan entre los mejores discos a placas que muy pocos se interesaron en escuchar. Dejando de lado muchas buenas historias y a verdaderos protagonistas de la música, por una cosa de gustos, inexperiencia y la obsesión de "descubrir" a la próxima promesa indie para su grupo de amigos. 

Los Bunkers tuvieron que firmar para Coachella para que se les (re) valorara, y ciertamente en Chile y en el exterior hay bastante más música nacional que la que la prensa se niega reconocer y que la que un Festival ultrataquillero como Lollapalooza puede marcar. 

Por eso son pocos los críticos que tienen credibilidad y uno puede o no estar de acuerdo en muchas definiciones pero hay formas y maneras de contextualizar por sobre las decisiones editoriales y el prejuicio. Aunque a la mayoría, que está escribiendo y tomando decisiones en los medios hoy, les falta cancha, mundo y actitud, porque es bien fácil argumentar con lo que otros escribieron que complicarse y aportar una mirada propia. Y deberían saber que el comunicado de prensa es una referencia y no una fuente o que revisar el Wikipedia no es lo mismo que escuchar un disco ni Youtube muestra todo lo que puede ser el grupo en vivo.

* Recomiendo revisar esta columna El futuro del periodismo de espectáculos