18 jun 2009

LOS TRES: CRÓNICA DE UNA MUERTE CAMUFLADA

Anoche en el Caupolicán en el lanzamiento de la campaña presidencial del candidato Frei (Foto Lun)


El grupo Los Tres ha muerto. Los restos de la banda serán velados en la capilla de la casa de gobierno mientras que lo que quedó de ellos permanecerá haciendo tributos en la sede del PPD. El siglo ya los remató al mejor postor y la marca del grupo es ahora un eslogan institucional mantenido por la clase política. Afuera del velorio les prende velitas el productor uruguayo que les publicó el peor y más sobrevalorado de sus discos, el innecesario "Hágalo Usted Mismo" (2006), disco más fome que el "FOME" (1997) y que los tuvo hasta sus últimos momentos de existencia entre La Espada y la Pared; La decisión de arrendarse, la jubilación o el suicidió artístico. Los Tres son el último grupo chileno muerto en vida. Como los fantasmas, que partieron y que regresan para tratar de resolver todo aquello que les quedo pendiente. El problema es que sólo unos pocos los escuchan. Reconocidos por la púber prensa musical de los 90's como la mejor banda de rock chileno, el cuarteto se separó en el 2000 en respuesta a una traición interna que nunca explotó y a que las canciones ya no les sonaban tan buenas como antes (es extraño cómo sus discos han envejecido, dejan la sensación de que nunca fueron tan buenos). Pero como el dinero es el que manda en una sociedad de libre mercado, convencidos y respaldados por "El Padrino" de la música chilena, la banda llenó 2 días Arena Santiago y convocó a más de 20 mil curiosos y algunos seguidores. Regreso que fue promocionado con un disco mediocre ("el disco de Los Tres huele a comida recalentada" escribió Marcelo Contreras en El Mercurio) pero que era importante presentar como "novedad" para un retorno tan poco esperado (estuvo muy lejos de lo que fue el popular reencuentro de Los Prisioneros, por ejemplo). Desde ahí que el grupo vivió una insolente baja de convocatoria, una nada memorable presentación en el Festival de Viña del Mar y dos olvidables shows en La Cumbre del Rock Chileno, donde a pesar de tener más experiencia y repertorio que la mayoría fueron una de las actuaciones más frías y aburridas del encuentro. La sentencia era definitiva; Suicidio musical. Los geniales músicos pasaron los últimos días de su vida tocando sus clásicos noventeros en actos políticos y eventos gubernamentales, que son bien pagados y donde no corrían riesgos, con un show técnicamente impecable (y un repertorio reconocido) pero carente de alma. Los Tres se despidieron como un grupo sin corazón aunque todavía hay algunos que están interesados en aparentar lo contrario.