29 dic 2006

"Lo Mejor de..."

Nuestros pequeños círculos sociales nos son tan atractivos e influyentes que a veces nos olvidamos de las alternativas que puede ofrecer el nuevo mundo. Nuestro país subdesarrollado crece lentamente pero avanza, y aunque para algunos los pocos resultados sean "poco" alentadores, más vale confiar en los nuevos talentos, y apostar. Aunque apostar signifique invertir y correr algunos riesgos. Para algunos resumir el año se limita a leer y repetir los listados de las principales revistas especializadas en música del mundo. O simplemente imitar levemente los gestos de nuestros aliados más cercanos para hablar del “último hito de la escena independiente”. Tomémoslos un tiempo, y busquemos más allá, porque la oferta es inmensa, y para encontrarla y juzgar no se necesita tanto, hay que solo moverse. A mediados de los noventa el rock nacional vivó uno de los procesos más interesantes discograficamente hablando. La publicación, excesiva, pero entusiasta de los sellos internacionales por nuevos artistas locales provoco un fuerte movimiento cultural que se capitalizo en el éxito de medios como radio R&P, y las revistas musicales Extravaganza, Rock & Pop y los suplementos Zona de Contacto (El Mercurio) y Subte (La Tercera). Se estaba creando industria, y para retratar aquel proceso las principales editoriales de la época comenzaron a buscar nuevos periodistas que pudieran especializarse en el rubro musical. Figuras como Los Tres, La Ley, Los Tetas, Lucybell, Nicole, Joe Vasconcellos comenzaban a competir en la pauta diaria entre los más diversos medios de comunicación. Y en ese instante nombres como los de Fernando y Francisco Mujica con Extravaganza (1993), Iván Valenzuela y Sergio Fortuño con Rock&Pop impresa (1994), Freddy Stock, Julio Osses y Gabriela Bade en Subte (1996), Arturo Figueroa y Cristián Araya que forjaron el proyecto Chilerock.cl (1998), comenzaron a dar espacio a la nueva escena musical chilena. Un periodo brillante donde se publicaron algunos de los mejores discos de nuestra historia musical como “Ser Humano” de Tiro de Gracia, “Trabajos Inútiles” de Fulano y “Fome” de Los Tres, entre otras ediciones multinacionales e independientes. Firmas como las de David Ponce, Marisol García, Rommel Piña, Jorge Leiva, Ana Maria Hurtado, Cristina Correa, Felipe Arratia, Karla Henríquez, Leslie Ames, Felipe Rodriguez, Cristóbal Peña y los anteriormente mencionados retrataban la historia. También estaba Paula Molina, la ahora panelista de Cadena Nacional (ViaX), conductora de “Lo Que queda del Día” de Cooperativa y actual columnista de revista Wiken, que hoy publica “Fue un regreso glorioso”, en palabras de la periodista, para calificar el retorno de Los Tres “Hágalo Usted Mismo”. Probablemente la profesional se emocionó, como muchos, con la noche en que Álvaro Henríquez reunió a Los Tres, pero ¿sabe alguien qué sucedió con ellos después? Dudo que alguien este en condiciones de calificar como “glorioso” un retorno tan irregular, que a simple vista se estanco en las inmensas expectativas y sus tres primeras presentaciones en la capital. Antes, en el mismo artículo, la periodista habla de Javiera Menacomo la Gepe de este año: una propuesta construida en los márgenes que irá avanzando lentamente en el público”. Qué fácil suena, qué simple y esperanzador. Sin embargo, parece que “alguien llego tarde al fenómeno” y simplemente se incorpora al listado de nuevos fanáticos de la joven cantautora siguiendo lo que los “amigos creyeron escuchar”. En realidad la calidez de Gepe está muy lejos del talento de Javiera Mena, y resumir dos “fenómenos” alternativos como un asunto generacional me parece básico y revela sólo el desconocimiento. Luego califica a los últimos trabajos de Inti Illimani como Mejor Álbum nacional. Espero haya tenido tiempo, antes de votar, de escuchar los sugerentes y alentadores discos de Leo Quinteros, Las Lilits, Casanova, Nicole (si, soy su amigo, y lo admito), Claudio Narea, Jiminelson o Boomer. Pero claro, salvo dos excepciones estás bandas no están en la boca de los “amigos de los amigos”, de quienes tanto valoramos sus recomendaciones. Tal como hace diez años hay personas que se dan el lujo de calificar a partir de un comentario y el miedo a contradecir lo que “todos los otros piensan” o dicen pensar. Hay un enorme debate en el portal Super45 en torno a Javiera Mena la única chilena de la lista (los 45 discos del 2006). Curiosidad género la nominación de Monik en la página de Rock and Pop a disco del año. Y enormes diferencias de opinión sigue provocando el último trabajo de Los Tres, por mencionar algunos. Claro, son las mismas diferencias de siempre, entre la escena underground y la de mayor exposición mediática. Y bajo esa lógica un disco como “Bansay” de Joe Vasconcellos tiene menos opciones hoy en la prensa que “Gepinto”, ambos trabajos publicados en el 2005. Pero la discusión puede ser infinita, podemos debatir con argumentos pero siempre prevalecerán las preferencias personales, siempre. Entonces qué tan representativo puede ser la elección de Super45 o la de Wiken. Tal vez pueda ser una importante referencia comunicacional para figuras emergentes como Javiera Mena y Francisca Valenzuela, pero ¿qué tanta validez puede tener esta votación en la audiencia? Lo cierto es que las personas que escriben de música en este país están sujetas a críticas y comentarios, de los artistas, de sus agencias o de sus más acérrimos seguidores. Pero es su opinión y por algo están escribiendo lo que a ellos les parece. Tienen absoluto derecho a seleccionar y distinguir, siempre cuando los prejuicios esperen en su diario de vida personal. Y aunque de todas maneras valoro el trabajo de varios de los mencionados, me permito cuestionar la participación de una periodista que a juzgar por sus columnas semanales está bastante ajena a la realidad contemporánea. Y su opinión no es comparable con la de sus cuatro colegas especializados en el área que hoy votaron en Wiken. Es injusto e incomparable. A diez años de la rebelión musical llamada “El Nuevo Rock Chileno” las bandas locales enfrentan un difícil periodo en las pautas editoriales de los principales medios de comunicación. Los espacios dedicados a la música son cada vez más reducidos y distantes (salvo ejemplares excepciones como revista Rolling Stone, “De Local” en Radio Carolina, radio Universidad de Chile y Concierto, y los portales MP, EMOL y MUS). Pero la misma tecnología que desmorono a la industria del disco entrega herramientas como Youtube y Myspace como ventajas de difusión masivas para proyectos consagrados y los emergentes. Entonces, qué tan representativa o influyente puede ser la prensa musical ante las 300 personas que asisten a ver a Gepe, o los más de 3.500 que acompañaron a Los Bunkers en el Teatro Caupolicán. Qué tan cercanos pueden ser los juicios de un especialista a los de un fanático, qué tanto valor tiene el goce de un seguidor frente a la crítica de un periodista. La discusión parece interminable, pero absolutamente válida y contingente, en pleno periodo de balances y resúmenes anuales. Lo cierto es que algunos argumentos prevalecerán por sobre los de otros, ya sea por espacio, o rigurosidad. Yo, como lector, elijo a los segundos. Para mí siempre tendrán más validez los juicios de profesionales dedicados, presentes y realmente relacionados a la música y sus movimientos. No le creo a los “amigos de”, ni menos me dejo influenciar por las recomendaciones de los pasillos de un popular y costoso Bar de Manuel Montt. Porque le explico a Usted, la realidad allá fuera es muy distinta a la que sus amigos disfrutan. Santiago por muy pequeño que sea, es intenso e inspirador, y en las esquinas o en pequeños bares hay todo un mundo de propuestas presentándose, y para encontrarlas no hay mucho que buscar, es sólo cosa de moverse.